Una treintena de locales de ocio nocturno evalúan qué medidas tomar ante los cierres

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

La  frustración de los hosteleros se mezcla con el desánimo, el enfado y la indignación

07 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El fuerte incremento de casos en la ciudad en las dos últimas semanas obligó al comité clínico a aplicar restricciones para Pontevedra. La ciudad tuvo que dar un paso atrás hasta el nivel medio y el ocio nocturno se enteró dos días antes del 1 de julio, fecha en la que podía abrir en toda Galicia, que ellos no lo podrían hacer. Más de una treintena de locales de Pontevedra se quedaron con las estanterías llenas de alcohol y los almacenes a rebosar para el que sería el pistoletazo de salida del verano.

La frustración de los hosteleros se mezcló con el desánimo, el enfado y la indignación. Un cóctel de sentimientos que desembocaban en lo que calificaron de «injusticia». Está previsto que esta semana se reúnan para ver qué medidas pueden tomar ante un cierre que creen que es discriminatorio. El pasado viernes de madrugada se concentraron en las puertas de los bares de la ciudad para hacer una cacerolada en señal de protesta. No descartan aumentar las movilizaciones, pero el desencanto es tan grande que no saben qué camino tomar. Muchos de ellos reconocían que les parecía un sinsentido «que por un botellón en Mallorca tengamos que pagar las consecuencias en Pontevedra». Incluso el alcalde, Fernández Lores, mostró su apoyo a los responsables del ocio nocturno. Los hosteleros recalcaron que «un botellón no es ocio nocturno». Su reapertura frustrada le obligó a hacer un fuerte desembolso de dinero en material y en personal para poder garantizar el protocolo con el que tenían que abrir. El sector teme que los brotes entre la gente joven se mantengan todo el verano y con ellos se pierda sus posibilidades de reabrir.