Cierra el sanatorio Santa María de Pontevedra y obliga a recolocar a sus pacientes por toda Galicia

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

El centro presenta «deficiencias estructurales» que le impiden continuar con un uso socio sanitario. El jueves debería cesar la actividad y los empleados pasarán a un ERTE

21 abr 2022 . Actualizado a las 14:55 h.

El sanatorio Santa María de Pontevedra tendrá que cerrar este jueves sus puertas después de 72 años de actividad. Se quedará sin pacientes. La Consellería de Sanidade informó al centro, propiedad de Hestia Alliance desde 1998, que no podrá continuar por «deficiencias estructurales y no asistenciales», tal y como señalaron desde la empresa. Esta decisión obliga a recolocar con urgencia a medio centenar de pacientes y a aplicar un ERTE para los 32 trabajadores. Santa María estaba en fase de renovación de la autorización hospitalaria —forma parte del Sergas— y si hasta ahora se regía por unos criterios socio sanitarios, ahora tendría que hacerlo por los hospitalarios, un cambio legal que lo pone contra las cuerdas y le obliga a cerrar por no poder cumplirlos. «El problema está en que no podemos tener dos ascensores y todas las habitaciones deben de tener baño completo, pero aquí no hay capacidad», señalan desde la dirección de la compañía catalana, que reconoce que son unos «criterios exigentes» para los servicios que ofrecen.

En Santa María no se elaboran diagnósticos, «nosotros somos un centro de unidades intermedias». Muchos de sus pacientes proceden de hospitales y permanecen ahí hasta que le asignan una residencia. «Ofrecemos recursos de hospitalización para atender a enfermos crónicos o convalecientes que precisen una atención especializada y personalizada, formando parte de la red sanitaria pública gallega», recoge la web de Hestia Alliance. Fuentes de la dirección reconocen que hace un par de semanas que se enteraron del cierre y ya han empezado a trabajar. Además del centro de Pontevedra, tienen otros dos más: La Robleda, en Santiago, y San José, en Vigo, donde también tratan pacientes de salud mental. «Ofrecimos construir uno en Vigo, pero eso tiene un recorrido. Lo hemos presentado en la Consellería de Sanidade, pero no es rápido», señalan desde Hestia Alliance, que tienen en mente reformar el edificio de Vigo y levantar dos plantas más para poder asumir la carga de trabajo que tenían hasta ahora en Santa María.

Con esta posibilidad se aseguran dar continuidad laboral a los empleados del hospital de Pontevedra. «Teniendo en cuenta la intención de la Consellería de Sanidade, que se comprometió con nosotros a continuar la asistencia, nos acogemos a un ERTE y no a un ERE», recalcan desde la compañía catalana, que asegura que poner en marcha la atención en otro centro llevará un tiempo que se puede alargar más de nueve meses.

Traslado de pacientes

Los responsables del sanatorio aseguran que el traslado de los pacientes lo está haciendo el Sergas. Los primeros ya se han efectuado y el resto se harán forma progresiva hasta que el centro quede vacío. Aunque tiene capacidad para 62 pacientes, en los últimos meses ya estaban con menos hospitalizaciones. Estos días cuentan con medio centenar de camas ocupadas. «Algunos están volviendo al hospital de origen, otros a centros de hermanos misioneros, los hay que están yendo al Hestia de La Robleda y también para sus casas, pero hay quien no tiene hogar», comentan fuentes de Santa María.

La noticia del cierre del sanatorio pilló por sorpresa a muchas familias que estos días están pendientes de saber cuál es el destino de sus familiares, que en la mayoría de los casos, son grandes dependientes. Los responsables de Santa María se han puesto en contacto tanto con los familiares, como con los empleados, para explicarles cuál es la situación a la que se enfrentan. La orden de la Xunta les obliga a dejar el edificio antes del jueves 10 de junio.

Un edificio histórico

Cuando el sanatorio Santa María cierre sus puertas será el punto y final a 72 años de historia dedicados a la sanidad desde distintos puntos. El emblemático edificio de la Avenida Santa María se inauguró en 1949 como maternidad. Varias generaciones de pontevedreses llegaron al mundo en este rincón histórico de la ciudad. Tuvieron que pasar cinco décadas para que lo que durante 50 años fue una maternidad se convirtiese en un centro sociosanitario. El grupo catalán Hestia Alliance compró en 1998 el inmueble a la familia Fontoira, que había fundado el hospital y que lo trabajó hasta que lo vendió al grupo catalán. Desde entonces, dejó de funcionar como un centro hospitalario para convertirse en uno sociosanitario para la atención, en la mayoría de los casos, de personas mayores.

Una vez que Santa María haya cerrado sus puertas, el edificio seguirá perteneciendo al grupo catalán, aunque dudan de que en un futuro pueda destinarse a un uso sociosanitario u hospitalario. Hestia Alliance no sabe por el momento qué hará con este edificio. Su prioridad ahora es recolocar a los pacientes y luego sentarse a pensar en el futuro para volver a reescribir su historia.

Hace tres años, el Concello de Pontevedra recogió una consulta urbanística sobre la posibilidad de convertir el edificio en un hotel. Fue solo eso, una consulta que no tendría que convertirse en nada más. No cabe duda de que el inmueble es un caramelo para el sector de la hostelería. Es un edificio de tres plantas en pleno centro de la ciudad, a pie del Camino Portugués y con una zona ajardinada que lo rodea. Mañana cerrará sus puertas y en el aire está cuando abrirá.