La picaresca de los clientes en los bares: Una tapa de croquetas y diez cubatas para cenar

Nieves D. Amil
Nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Imagen de archivo de una terraza en Pontevedra
Imagen de archivo de una terraza en Pontevedra Ramón Leiro

La ampliación de horarios prevista por el Gobierno central siembra más desconcierto entre los hosteleros

05 jun 2021 . Actualizado a las 20:09 h.

Los continuos cambios sobre las restricciones en la hostelería han dejado al sector tan desconcertado como, en muchas ocasiones lo están sus clientes. A las puertas de un nuevo paso en la desescalada, los profesionales evalúan como ha sido esta primavera. Hay quien pide una copa después de cenar en un restaurante, pero no se la sirven, otros se anotan a la picaresca y piden a la camarera una tapa de croquetas con diez cubatas y los hay que apuran las cañas hasta las once (hora límite) y en ese momento llegan en aluvión a los bares para cenar. Las artimañas están servidas para intentar adaptarse a un constante cambio que para este sector no hace más que «desvirtuar el ocio».

Los hosteleros de Pontevedra denuncian lo que se les ha complicado el trabajo en los últimos meses. Ya no se trata solo de cocinar y servir, sino que ahora deben hacer de policía. Resuelven dudas por teléfono, a pie de terraza o en a barra, donde todavía hay gente que se acerca a tomarse el café, pese a llevar meses prohibido. «Cuando empezamos a poder abrir hasta las 21 horas y aún no se podían dar cenas había quien reservaba una mesa a las cuatro y tomaba copas hasta la hora de cerrar, como si fuéramos un pub», explica Marta García, del Meigas Fóra.

Las restricciones actuales permiten que los bares y restaurantes que dan cenas estén hasta la una de la mañana, aunque no pueden coger mesas nuevas desde medianoche. Las cafeterías, sin embargo, tienen que cerrar sus puertas a las 23 horas. Estas medidas han llevado a los responsables de los locales a vivir situaciones increíbles. «Antes acababa de dar cenas en el Pintxo e Viño y me iba a La Gramola a echar una mano con las primeras copas de la noche y ahora es al revés», explica Marta González, responsable de ambos locales, que asegura que algunos clientes «se acaban llevando la comida en táperes porque vienen para poder beber».

A cenar solo se puede ir con reserva y cuando pasa de las once de la noche hay que registrarse, aunque se hubiese llegado al local a las 21 horas. «Desde las diez de la mañana hasta las once de la noche se puede circular libremente, pero a esa hora tenemos que empezar a repartir las hojas de registro para que la gente se anote», explica Marta García, del Meigas Fóra, que pese a este «sinsentido», reconoce que «estamos contentos de que se vayan relajando las restricciones».

Los hosteleros de la ciudad aseguran que siguen respondiendo llamadas de teléfono para preguntar cuánta gente puede comer dentro y cuántos en la terraza. «Los hay que siguen diciendo que son cinco dentro, pero que uno es un niño o que en otros locales le dejan estar más», lamenta García, que asegura que están sometidos a la presión extra de tener que decir continuamente lo que se puede y no se puede. 

La situación se complica

Ahora temen ya lo que se les viene encima si finalmente sale adelante la propuesta del Consejo Interterritorial de Salud de cerrar la hostelería a la una y el ocio nocturno. Se unen a la queja del presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Pontevedra (Hoempo), que denuncia que se solaparán los negocios. No se podrá bailar en los bares de copas, lo que los convierte en cafeterías, pero sin terraza. «Todas estas medidas tienen un mayor calado, en mi caso me trastocan hasta los horarios del personal, que tenían contrato de una serie de horas para cubrir hasta las dos y media de la mañana y ahora no se puede», explica la responsable de La Gramola, que se ha apuntado al take away para intentar ocupar las horas muertas que en verano van casi hasta las ocho de la tarde. 

La Xunta señaló, tras conocer las intenciones del Ministerio de Sanidad, que seguirá aplicando las restricciones actuales, pero en el caso de que la norma sea vinculante «presentaremos modificaciones», explicó el presidente autonómico, Alberto Núñez Feijoo.