Una sucesión de vallas, algunas con carteles en los que se lee «A Xunta con Pontevedra» y un fotomontaje del Gran Montecelo, delimita la zona de obras. Es un tramo que comprende desde donde concluye el actual hospital y hasta casi la rotonda de Príncipe Felipe. El trajín que había ayer desde bien temprano en el solar, con obreros trabajando, pero también de hombres trajeados y mucho ir y venir de coches, no pasó desapercibido para conductores y peatones. «¿Qué hay ahí?», pregunta un señor. Otros se detienen, pero no dicen nada.
Algo se estaba cociendo y no era otra cosa que el arranque oficial de las obras de construcción de la primera fase del Gran Montecelo. Un primaveral lunes que pasará a la historia de la ciudad en lo que a recursos sanitarios se refiere. En el solar afectado ya no hay negocios, pero quedan las cinco casas que habrá que derribar para tener el nuevo hospital público. Es el duro peaje que tuvieron que pagar sus propietarios, ya expropiados.
No hubo acto de colocación de primera piedra en sí, pero no faltó una carpa y una pantalla donde se proyectó un vídeo sobre lo que habrá dentro del Gran Montecelo. Junto al presidente de la Xunta y el alcalde de la ciudad, estuvieron dos conselleiros -el de Sanidade y la de Infraestruturas-, el gerente del área sanitaria, José Ramón Gómez, y su número dos, Sonia Fernández-Arruty, directora asistencial, el portavoz de la oposición, Rafa Domínguez, la concejala Carme Fouces o la senadora Pilar Rojo. Tampoco faltó un reparto de pines sobre el Gran Montecelo. A quien no se invitó fue a la junta de personal.
El encargado de abrir el acto y de ver que el sol se reflejaba en la pantalla fue Alberto Jorge Camacho, del estudio Chile, 15 y arquitecto responsable del proyecto. Dio unas pinceladas de lo que supondrá la construcción del hospital que, una vez ejecutado, dará paso a la reforma del actual (25 millones). Antes de los discursos se proyectó el vídeo. La buena sintonía entre Lores y Feijoo dio pie a un chascarrillo. El alcalde admitió que estaba contento, pero que no podía opinar sobre el vídeo porque la conselleira no se lo había mandado por WhatsApp. Feijoo, que intervino después, le dijo a Lores que Ethel Vázquez ya se lo había enviado.