Primera semana de apertura de restaurantes: «¿Por qué hay que dejar los datos para cenar, pero no para comer?»

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

Los hosteleros de Pontevedra reconocen que muchos clientes deciden anular su reserva al saber qué para cenar hay que registrarse en el local

24 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Puedo ir a una comida de trabajo sin dar mis datos y voy a cenar con mi pareja y tengo que dejarlos». Esta es la reflexión de algunos hosteleros de Pontevedra cuando se cumple la primera semana de la apertura de los restaurantes para el servicio de cenas. La hostelería no se puede decir que esté plenamente satisfecha con el balance. Hablan de sentimientos encontrados entre la buena noticia de ir recuperando la rutina y el sinsabor que supone seguir trabajando como «policías» para hacer cumplir las exigencias de la Xunta. Después del fin de semana con las reservas casi completas, arrancó una semana de poco tirón, en la que muchos han tomado la decisión de cerrar por las noches.

Empiezan a ver cuáles son los pros y los contras de esta apertura parcial. Solo los restaurantes pueden abrir a tiempo completo y desde Hoempo calculan que apenas una docena dan servicio por la noche, cuando es obligatorio tener que dejar los datos personales por si se producen contagios. Es ahí donde comienzan las reticencias. «Nos anulan mesas porque la gente no quiere dar sus datos», explica Juan Castiñeira, de O Bioco, que ha visto que muchos de sus clientes rechazan dejar su identificación y lanza un mensaje a las administraciones: «Creo que es una medida absurda, ¿por qué se piden por la noche y no al mediodía?».

Con esta norma Sanidade quiere controlar los contactos en caso de contagios, pero el sector desconoce por qué por la noche sí y al mediodía, no. Los responsables de los restaurantes tendrán que guardar esos datos durante un mes por si aparece algún positivo y hay que rastrear. «Nosotros no somos una administración para guardar los datos de nuestros clientes», explica Castiñeira. El responsable del Alameda 10, Juan Manuel Vicente, otro de los restaurantes abiertos, reconoce que «el primer día ya me arrepentí de abrir porque tienes que decirle a mucha gente que no pueden venir por la noche a tomar un vino, solo a cenar». Y como su colega de O Bioco, también se pregunta por qué al mediodía no se piden los datos a los comensales y por la noche sí: «Vas al mercado o a cualquier sitio y no te piden nada, esto es una lucha diaria porque, como es normal, mucha gente no los quiere dar». Este es el día a día en los pocos restaurantes que han abierto sus puertas. Quienes lo han hecho han optado por cerrar entre semana y dejar la actividad solo para las noches de los viernes y sábado. O Bioco es de los restaurantes que dan cenas bajo reserva de lunes a viernes, aún sabiendo que no es rentable estar abiertos. Cuando empezó la pandemia cambiaron la licencia para poder servir a domicilio y ahora están entre los locales a los que la Xunta autoriza dar cenas. «Aplaudimos que se abra, pero la gente todavía es reacia a salir y cenar en el interior», apunta Castiñeira.

El responsable de Casa Román, Román Vidal, reconoce que después del primer fin de semana de apertura completa solo han tenido «que andar más apuradillos para dar las cenas entre las 20 y las 23 horas». En su caso no ha tenido ningún problema con los clientes para que faciliten los datos. Para evitar situaciones comprometidas deja en cada mesa una hoja para que los comensales que cenan juntos se anoten en el mismo papel y evitar así que los datos de los clientes estén en un listado conjunto, como ocurre en otros stios. Cuestiona también que se pidan a una hora y no a otra, pero sobre todo «espero que el resto puedan abrir para que se pueda trabajar». Estos tres restaurantes de la ciudad consultados por La Voz saben que estos solo son remiendos a una situación «que solo se solucionará con la vacunación».

Reservas previas, registro de clientes, medidores de CO2 y licencia de restaurantes

 

 

El alivio de las restricciones en los ayuntamientos con un nivel medio bajo, como el de Pontevedra, permiten la apertura de los restaurantes por la noche con un aforo del 50 % en el interior y del 70 % en terrazas. Hasta aquí todo bien, pero las condiciones de la Xunta para ampliar el horario de cenas despierta dudas entre los hosteleros, que han comprobado lo que supone cumplirlas.

Las exigencias de la Xunta para la ampliación de horario de los restaurantes de 21.00 a 23 horas obliga a tener una licencia de restaurante, a que el servicio se gestione mediante reserva, se lleve un registro de clientes y se garantice la correcta ventilación del local a través de un medidor de CO2, que no puede superar los 800 ppm (partes por millón). Al llegar a ese valor, debe renovarse el aire. «Entiendo que el medidor puede ser válido para un sótano o espacios muy cerrados, pero para que te den la licencia ya tienes que tener un sistema de renovación de aire», explica Juan Castiñeira de O Bioco.

Los restaurantes tenían hasta ayer de plazo para disponer del medidor de CO2, pero ante la saturación del mercado, los hosteleros que acrediten que lo tienen pedido, «o lóxico é que non haxa problemas coa inspección», señaló el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, esta semana.