El triste adiós a Enrique Brea, «motero de corazón» que estaba a punto de fundar su motoclub en Pontevedra

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

cedida

Era natural de Campo Lameiro y falleció a los 62 años

13 mar 2021 . Actualizado a las 04:29 h.

Enrique Brea daba vueltas estos meses al sueño de montar un motoclub en Pontevedra. Solo faltaba el nombre para echar a andar un proyecto en el que andaba junto a un grupo de amigos y que eran como él, «moteros cien por cien». Pero un cáncer se lo ha llevado demasiado pronto. Tenía 62 años y una enfermedad muy agresiva acabó con su vida en apenas unos meses.

Su pasión por las motos le venía desde muy joven y después de pasar por distintos motoclubes como Roteiros de Galicia o Taranis, del que fue presidente unos años, tenía la ilusión de montar el suyo junto a unos amigos. «En eso andaban últimamente», decía Eladio, uno de sus mejores amigos: «Nos llamaban Zipi y Zape».

Su hijas Sabela agradeció con una carta el cariño de todos los moteros que lo acompañaron en la última ruta. «Ha sido muy afortunado de poder haberse encontrado en el camino con vosotros, y os puedo asegurar que así lo creía él. Pensar en mi padre, es asociarle a vuestros escudos; siempre habéis estado muy presentes en mi casa, no solo por todas las banderas, pegatinas, pins, camisetas… que se encargaba de poner por todos lados, sino por lo que me contaba de vosotros, y os aseguro que él os apreciaba tanto cómo vosotros habéis demostrado apreciarle a él». Su mujer, Carmen, y sus hijos Sabela e Iván, sabían lo importante que para Enrique era las motos, su familia y sus amigos. «Sois ejemplo de compañerismo y libertad. No perdáis nunca vuestra esencia y disfrutad. Seguid sumando kilómetros al contador y mantenerlo vivo en vuestro recuerdo allá donde vayáis. Muchas gracias por todo y ráfagas al cielo. Buen viaje papá, siempre serás mi alma gemela», se despedía Sabela.

Enrique Brea fue enterrado ayer en Campo Lameiro, donde tenían pensado construir una casa cerca de la de su familia. «A él le encantaba estar allí y estaba ya trabajando en el proyecto con la arquitecta», explicaba uno de sus mejores amigos, que recordaba hoy «la gran persona» que era este camionero y apasionado de las motos.