Un «doppelgänger» conocido como el donjuán de Marín

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Creen que Rodrigo Nogueira empezó sus andanzas en las postrimerías del siglo XX

21 feb 2021 . Actualizado a las 22:24 h.

Doppelgänger es un término alemán que hace alusión tanto al doble malvado y fantasmagórico de una persona viva, pero también a aquel individuo que hace suya la vida de otros para llevar a cabo hechos delictivos. Es un término que, si bien era conocido en el ámbito de la psicología clínica, comenzó a popularizarse en España con la emisión de Expediente-X.

Curiosamente cuando la serie de Gillian Anderson y David Duchovny gozaba de las más altas cotas de popularidad, allá por las postrimerías del siglo pasado, se cree que Rodrigo Nogueira Iglesias, conocido como el donjuán de Marín, comenzó con sus andanzas. Nacido en octubre de 1976, desde onBRANDING, Legal Consultros y Psycrime lo califican como un «presunto estafador en serie» del que, hace unos cinco años, tenían «58 casos documentados en España desde 1996».

Sin embargo, no sería hasta veinte años después, a principios del 2016, que su nombre saldría a la luz después de que un nutrido grupo de víctimas decidiesen hacer públicas sus vivencias con el objetivo de alertar a otras potenciales mujeres que pudiesen estar en el radar de este estafador profesional. Sus relatos, coincidentes, describen como Rodrigo Nogueira Iglesias contacta con ellas a través de redes sociales o portales de contactos engañándolas haciéndolas creer que han conocido a un tatuador, el chef de un restaurante Estrella Michelin, compositor de bandas sonoras de videojuegos o, como ocurrió en el caso que trascendió esta misma semana, empresario de éxito.

Una vez establecido este primer contacto en el que normalmente emplea una identidad falsa — Leto, Roy, Adrian o Ekaitz son algunos de los nombres de pila que, al parecer, ha utilizado—, las siguientes conversaciones hacen creer a las víctimas que se encuentran ante su media naranja. Todo parece indicar que, antes de entablar contacto con una posible víctima, Rodrigo Nogueira realiza un exhaustivo estudio de sus redes sociales, de sus mensajes, de sus aficiones y de sus contactos para, de este modo, ir elaborando el relato que mejor se adapte a cada situación. E incluso, hay quien sostiene que muchas de las historias que utiliza, todas ellas dramáticas en las que pone de manifiesto cómo ha superado todo tipo de penalidades, desde la pérdida de sus padres hasta hermanos que lo dejaron sin herencia, se las roba a otras personas.

De cualquier modo, y tal y como relatan en el blog que impulsan las víctimas, «se convertirá en tu mentor si eres tatuadora, en tu coach si eres empresaria, será diseñador gráfico, hacker, trapecista o lo que se tercie con tal de llenar el hueco de tu vida que necesitas en ese momento».

El siguiente paso en su modus operandi es el encuentro personal. «En las distancias cortas, nuestro estafador pierde mucho», recoge este blog, mientras que una de sus víctimas confirmó a La Voz este extremo al señalar que «es una persona muy fotogénica y sabe muy bien cómo venderse ante la cámara. En las fotos que él te manda, sí es un chico con cierto atractivo, está bastante bien, pero cuando lo ves en persona... Yo me quedé, es que no puede ser el mismo. No vas a ser una persona que solo va por el físico y lo conoces y, aunque no te guste en un primer momento, porque es bajito y sin dientes, te cautivan otras cosas de él».

Convivencia en común

Lo cierto es que no pasa mucho tiempo hasta que comienza la convivencia común, un período de tiempo en el que Rodrigo se convierte en «el compañero de vida perfecto, es amable y educado, servicial, atento y cariñoso. Te cocinará todos los días, te acompañará y cuidará como a un tesoro preciado. Tus barreras emocionales caerán y comenzarás a tejer una vida llena de proyectos en común con él».

Al cabo de unas semanas, una desgracia o un imprevisto hará que necesite dinero en efectivo, no son nunca grandes cantidades, para solventarla. La historia se volverá a repetir posteriormente, al tiempo que, según constataron varias víctimas, su carácter se va agriando hasta que no queda nada de la persona a la que conocieron. Es el momento en el que desaparece.

«Te crea una especie de enganche porque está hablándote todo el día y toda la noche, controla todo movimiento que haces, y al final, te crea una especie de dependencia. Te acostumbras a que esté pendiente de ti», narró en su día una pontevedresa.

Por el momento, han trascendido tres condenas por estafa dictadas en las localidades de Pontevedra, Bilbao y Madrid, la más reciente, así como una cuarta por maltrato y coacciones.