Así relata la entrega y su desgaste el personal de una planta covid

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Carla González, Mónica Camiña, Emilio Manuel Padín, Aida García, Catalina López e Inés Lobeira, personal de una planta covid del hospital Montecelo, en Pontevedra
Carla González, Mónica Camiña, Emilio Manuel Padín, Aida García, Catalina López e Inés Lobeira, personal de una planta covid del hospital Montecelo, en Pontevedra CEDIDA

Médicos, enfermeras, auxiliares y limpiadoras cuentan cómo afrontan el día a día

15 feb 2021 . Actualizado a las 13:50 h.

Son la mitad del personal del turno de mañana en una planta covid del hospital Montecelo, en Pontevedra. Hay fijos y eventuales y trabajan en la tercera impar, antes de traumatología y ahora planta covid. Todos, menos el médico internista Emilio Manuel Padín, coinciden en que la tercera ola está siendo la peor de la pandemia. Él se queda con la primera, quizá porque entonces muy poco se sabía del SARS-CoV-2. «A primeira ola das tres foi a peor. E esta terceira significativamente peor que a segunda», dice el facultativo.

Las enfermeras Inés Lobeira, Carla González y Catalina López, la auxiliar de enfermería (TCAE) Aida García y la limpiadora Mónica Camiña no dudan en subrayar la dureza de la tercera ola por la incidencia, la edad de los pacientes, la tensión y las bajadas constantes a la uci. «Es un tema que nos destrozó por dentro y una presión emocional tremenda. Llevamos muchas manos agarradas, mucho consuelo compartido y sufrimiento», comenta Inés.

La carga psicológica de una situación tan dura mantenida en el tiempo les empieza a pasar factura aunque, por su trabajo, estén acostumbrados. La limpiadora Mónica lo resume en pocas palabras: «Estoy peor psicológicamente, más acelerada, duermo mal y solo pienso en el trabajo». Carla, enfermera eventual, incide en que no consigue desconectar. «Para mí esta tercera ola fue mucho peor, más dura en el trabajo. Llega un punto en que el desgaste es más grande. Tengo pesadillas, sueño con pacientes, con el hospital y no consigo desconectar». Catalina López, enfermera eventual, es la que menos tiempo lleva en la planta covid, un mes. Tiene puesta la primera dosis de la vacuna y, por tanto, no tiene, dice, «protección total para venir a trabajar con seguridad, por mí y por los pacientes». A los problemas de sueño, cita otros de alimentación y conciliación de la vida laboral y familiar, ya que ahora no se puede tirar de los abuelos para que cuiden de los niños.

Catalina y el resto de compañeros hacen un llamamiento a la población para que no se relajen. «No te das cuenta de lo que es el covid hasta que tienes un ingreso. Es muy duro estar ingresado en una planta covid aunque estés bien, se está muy solo», recalca.

¿Creen que con la contención de la tercera ola se deben levantar las medidas de restricción con vistas a Semana Santa?, se les pregunta. Al unísono sostienen que, de hacerlo, habrá una cuarta ola. No lo dudan. Inés entiende que sería «un desprecio a nuestro trabajo y una falta de respeto a los enfermos y a los fallecidos. Y también a la hostelería porque sería darle un balón de oxígeno para volver a cerrar. No estamos en condiciones de soportar una cuarta ola».

Atención «moi esixente»

El médico Emilio Manuel recomienda en estos momentos mantener las medidas de distanciamiento y de restricción social, vacunarse cuando corresponda y contactar con los centros de atención cuando aparezcan síntomas. Y lanza otro mensaje claro: «Non deixar de ir ao médico por temor a contaxiarse». Para el facultativo, una apertura en Semana Santa sería «unha mala idea dende o punto de vista médico e sanitario, aínda que posiblemente haxa que facelo porque a situación económica o indique». Hace hincapié en que la asistencia sanitaria a los pacientes covid es «moi esixente», por lo que es necesario «dispoñer de períodos de descanso desta atención que deberían afectar a todo o persoal, médicos, enfermeiras, auxiliares e demais traballadores».

«Que se piensen mucho las cosas», es la petición que Mónica traslada a ciudadanos y políticos. Carla solicita que se pongan en la piel «de los que estamos aquí todos los días». Y Aida apunta que la desescalada se tendría que producir con mucho cuidado: «Ya se vio lo que pasa. Otra ola nos llevaría a nosotras por delante. Hay que ser muy conscientes de la situación, cumplir las normas y no tomarse esto a la ligera porque no es una broma».

Saben que por su trabajo están expuestos a contagiarse e Inés alude a que en su planta son pocos los que no se han infectado y han pasado el covid. Se pregunta cómo lo llevarán después, cuando en algún momento desaparezcan las plantas covid y vuelvan los pacientes de trauma, cirugía u oncología. «Ahora estamos con la adrenalina a tope. No sé cómo lo llevaremos después. Le pido a la gente que no viva con miedo, pero sí con responsabilidad. Esto es cosa de todos».