Lo cierto es que la historia de su familia es una de las pasiones de este pontevedrés hasta el punto de que durante una época de su vida mantuvo un blog con el que descubrió el recorrido vital de algunos de sus allegados más próximos. Y de igual modo, mantiene viva su afición por el mundo de los radioaficionados, que nació cuando tenía 17 años y que no solo ha reflejado en su primer libro, José Blanco Novo, primer radioaficionado gallego, primera estación móvil de aficionado de España y fundador del servicio de transmisiones de la Guardia Civil (1891-1971), sino que, además, se vislumbra en sus colaboraciones con la Revista Radioaficionados de U.R.E. y con el Foro Histórico de las Telecomunicaciones del COIT, además de ser redactor de la revista Selvamar Noticias y alimentar una serie de blogs, todos ellos relacionados con la historia de la radioafición, ya sea a nivel local de Pontevedra o a nivel general. Y eso, sin descuidar otros proyectos literarios a medio o largo plazo.
«Mi abuelo no es una persona que haya hecho cosas excesivamente significativas, pero es un cúmulo de pequeñas aportaciones que tienen un hilo común: la preocupación que él tenía por mejorar Pontevedra y sus gentes», incide retomando la historia de Abeigón Pazos. De este modo, en el plano profesional, se doctoró por la Universidad Central de Madrid, siendo además ayudante de la primera cátedra de Urología de España, circunstancia que determinó que fuese el primer urólogo con el que contó lo que hoy en día es el Hospital Provincial. Y eso sin olvidar la presidencia que ostentó del Liceo Casino, una implicación que ya se vislumbró en su padre y abuelo, o su rol en el Instituto de Pontevedra, formando parte de un cuadro docente en el que coincidió con Castelao, José Filgueira Valverde o Fernández-Tafall.