La mítica sala Karma de Pontevedra vende recuerdos para sobrevivir a los efectos de la pandemia

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Marcos Rivas monta un rastro para vender objetos con la marca del local y merchandising de grupos gallegos de folk y rock

02 feb 2021 . Actualizado a las 09:33 h.

La sala Karma está a punto de cumplir un año cerrada, el local que lleva 16 años como referencia en la programación musical gallega ha tenido que reinventarse para no desaparecer, o mejor dicho para capear el tsunami que ha supuesto el covid en el ocio nocturno y la cultura. Y como muchas de las iniciativas, esta también surgió cuando su dueño, Marcos Rivas, estaba tocando fondo. Recuerda que el primer fin de semana de noviembre se vino abajo y comenzó a ordenar el almacén donde guarda recuerdos y mucho merchandising que tenía preparado para una reinauguración de Karma que nunca llegó. «Mientras estaba ordenando, pensé en ponerlo a la venta, estaba guardando las camisetas para cuando volviera a abrir, pero no valía la pena», explica Rivas. Si conseguía ingresos podría costear parte de las facturas que seguían llegando, así que se puso en contacto con grupos gallegos y pontevedreses, muchos de ellos amigos, para vender también su merchandising. Hay recuerdos de músicos como Susana Seivane o Novedades Carmiña, entre otros. «Poco a poco se van acumulando deudas y ves que las ayudas no llegan y son escasas», explica Rivas, que sabe que este pandemia le obligará a dejar en el camino alguno de sus negocios.

A finales del año pasado abrió también una taberna y una coctelería en Pontevedra, que se sumaban a la sala Karma y al pequeño Karma. Cree que después de este año en blanco solo podrá mantener con vida la sala de conciertos y el local de cócteles. Es probable que el Pequeño Karma y la taberna se queden en el camino, como ya lo hizo la oficina desde la que controlaba sus negocios. Pero Marcos quiere ser optimista porque si algo tiene claro es que «yo busco alternativas, no me quedo parado o en la cama esperando a que todo acabe». Y por su cabeza pasa mantener la viabilidad de Karma y cuidar de sus padres, su gran prioridad en estos momentos en los que el covid está castigando a los mayores.

Las camisetas, un éxito

Cuando abrió el rastro no pensó que las camisetas y sudaderas tuvieran tanto tirón. Pero lo tuvieron y ahora piensa en sacar una línea infantil. «Estamos hablando ya con algunas imprentas para eso y para reeditar la camiseta del Surfing the Lérez del 2019, que está agotada. El rastro nos salió bien y se sigue vendiendo porque Karma ya es una marca reconocible fuera de Galicia», comenta Rivas, que también tiene en la estanterías de este almacén ropa de diseñadores underground de Pontevedra, y una parte destinada a la gastronomía, con cervezas y conservas locales. «Me quisieron comprar una guitarra que tengo de recuerdo de unos circuitos Heineken que hubo o un cuadro de Warhol que me regalaron después de un festival, pero eso son cosas que no vendo», apunta sobre algunos de los recuerdos de una sala de música que se ha hecho un hueco en el panorama cultural autonómico.

La sala de Marqués de Riestra se reformó para adaptarse a las normas covid y de paso hacer un cambio de imagen y de parte del mobiliario, pero finalmente no pudo abrir. Marcos Rivas espera que se pueda celebrar la Navidad del 2021 en Karma. «Los proyectos de futuro son, si conseguimos llegar hasta allí, que Karma vuelva a ser el mismo», indica este productor pontevedrés, que alerta que el mundo de la cultura no podrá quedarse sin otro verano. Lleva 25 años en el mundo del ocio nocturno y para no quedarse quito, sigue buscando bandas de la ciudad o gallegas para programar novedades cuando en Karma puedan volver a sonar acordes.