«Hay que sacar a los positivos de las residencias antes de un brote»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

La Sociedade Galega de Xerontoloxía valora la situación en los centros de Pontevedra

10 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Una primera ola sin apenas incidencia covid en las residencias de mayores del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés y una segunda con varios grandes brotes que ya se han llevado por delante la vida de 17 usuarios en distintos centros. De ellos, cinco procedían de la residencia de Vilaboa y tres de Soremay, en Pontevedra. La Consellería de Política Social achaca el aumento de casos y los focos a una mayor circulación del SARS-CoV-2 y al hecho de que los centros sociosanitarios son instalaciones «de alto riesgo» porque una vez que el virus entra se puede diseminar de forma más efectiva.

Desde la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría tienen claro que, con la experiencia de la primera ola, no es justificable lo que está pasando en algunas residencias, como es el caso de Vilaboa o Soremay. Rocío Carbón, vocal de la entidad y directora de una residencia en Vila de Cruces, es contundente: «Hay que sacar a los positivos de las residencias antes de que crezcan los brotes. De no hacerlo, se está condenando al resto de compañeros al contagio y, en muchos casos, a la muerte».

La Sociedade Galega de Xerontoloxía admite que la libertad de movimientos dada al virus al no haber confinamiento hace que una persona contagiada pueda infectar a otras, por lo que la estrategia no puede ser apelar solo a la responsabilidad individual. En el caso de las residencias, además de trasladar a los positivos no graves -los críticos deben ir a un hospital- a un centro intermedio, apuntan que se deben incrementar los test de saliva que se hacen a trabajadores y mensualmente a algunos usuarios de forma aleatoria. Rocío Carbón considera que al personal deberían hacerse cada cinco días y en el caso de los residentes debería poder elegir el centro. «Igual no tiene mucho sentido hacerle el test o la PCR a una persona encamada, y sí a un usuario que sale para ir a radioterapia o a diálisis y tiene más posibilidades de infectarse», pone como ejemplo.

Desde la entidad que preside Miguel Ángel Vázquez subrayan que cada vez se sabe más del virus y el ministerio ya reconoce el impacto de la transmisión aérea en espacios cerrados. En este sentido, Rocío Carbón hace hincapié en que en una residencia, aunque se tomen medidas, es muy complicado evitar los contagios. «El contacto es estrecho, hay personas con problemas de movilidad, hay que bañarlos, darles de comer, tienen alteraciones cognitivas... La clave en estos momentos, al no haber vacuna, es la prevención. Se nos ha bombardeado con normativas cuando lo fundamental es sacar a los positivos de las residencias». La Sociedade Galega de Xerontoloxía también alude a que, cuando hay un brote, las plantillas de los centros se vienen abajo y conocer el funcionamiento de una residencia no se aprende de un día para otro. «Durante la pandemia se nos ha exigido una carga y responsabilidad sanitaria que no nos correspondía», dice Carbón.