CAPOTILLO

En crisis hay que relativizar anuncios como la compra de Santa Clara por parte del Concello de Pontevedra o el plan de rescate de la hostelería de la Xunta

28 nov 2020 . Actualizado a las 20:16 h.

Se observa que tanto la Xunta de Galicia como el gobierno municipal de Pontevedra han decidido recurrir a una munición clásica en política en tiempos de adversidad: la comunicación de buenas noticias cuya verosimilitud… ya se verá. Es un ejercicio que el Gobierno de la nación practica con mayor asiduidad.

De modo que los ciudadanos deberán cribar entre cortinas de humo para saber qué habrá de real tras los anuncios de compras de conventos, presupuestos municipales que se estiran, planes de rescate a la hostelería o el bálsamo de inversiones que supuestamente nos traerán los PGE 2021, según nos han contado durante esta semana.

La cuestión es alentar esperanza y ahuyentar malas sensaciones. Este ejercicio de comunicación en positivo es una práctica al uso cuando gobiernos como los que presiden Miguel Anxo Fernández Lores, Alberto Núñez Feijoo o Pedro Sánchez evidencian incapacidad ante la magnitud de la crisis económica y sanitaria que nos aqueja.

La curva, muy mal

Los datos de evolución de la pandemia en la ciudad y en el área sanitaria siguen siendo malos. Desde que el 7 de noviembre entraron en vigor las duras restricciones actuales, todos los días aumenta el número de nuevos infectados (ayer sumamos 87) y ya totalizamos 1.242 y otro considerable número (no especificado) de contactos estrechos que deben guardar aislamiento. Con el agravante máximo de que noviembre ya es el mes en el que han muerto más convecinos por coronavirus desde que se declaró la emergencia. ¡Tremendo! Sin que haya concluido el mes y pese a que llevamos quince días con las limitaciones de movilidad, los perímetros conurbanos y la hostelería cerrada... ¡Pues menudo fiasco!

Parece evidente que el conselleiro de Sanidade y su equipo se están quedando sin discurso para esquivar medidas de más trapío como el confinamiento domiciliario, que vuelve a ser la última bala a utilizar para evitar las reuniones familiares y de amigos en viviendas que son, sin duda alguna, el gran caldo de cultivo de la covid entre nosotros.

Hostelería criminalizada

Mientras tanto, el gobierno de Alberto Núñez Feijoo criminalizó a la hostelería a la que mantiene penalizada con el cierre de establecimientos en el 60 % del territorio. Lo que supone la Galicia más habitada. Son 68 concellos ya que, por cierto, Sanxenxo finalmente también está. Pese a quienes pretendían «vender» que el alcalde Telmo Martín gozaba de alguna suerte de bula especial para beneficio de su municipio. Era inaudito que Sanxenxo estuviera al margen cuando forma con Pontevedra y Poio, así como con O Grove, una conurbación tan estrecha y manifiesta que difícilmente el virus sabría distinguir fronteras.

Y mientras se mantienen disparates: ¿cuál es el motivo de que con una nula o mínima incidencia de casos, se obligue a mantener cerrada la hostelería en Ponte Caldelas, Cerdedo-Cotobade o Campo Lameiro? ¿Somos los pontevedreses de la capital tan temibles como los madrileños?

Un inciso final: para colmo este cierre forzoso no ha logrado establecer vínculos en un sector tradicionalmente individualizado y poco asociativo. A nivel local, esta crisis está poniendo a prueba a organizaciones patronales preexistentes y reconocidas como Aempe, AJE, Cámara, incluso Hoempo que se ven azuzadas por movimientos como la «plataforma de afectados covid Pontevedra», de nuevo cuño, surgida desde un chat de Whatsapp. Por cierto, en su puesta en escena tras inscribirse en el registro municipal de asociaciones, reclamaban al Concello, cancelación de tasas y la devolución de las cobradas; a la Xunta, «ayudas claras y continuadas» y al Gobierno central, ERTEs «claros y de fácil aplicación».

Feijoo se rasca el bolsillo

En las páginas del Diario Oficial de Galicia (DOG) se evidenció que la Xunta ha terminado hincando la rodilla ante el evidente malestar que existía por la cortedad de las ayudas que inicialmente anunció el presidente gallego. Así al «plan de rescate» dotado con unos escasísimos 12 millones de euros que recibió cerca de 11.000 solicitudes en las primeras horas, hay que sumar una nueva línea de ayudas para el sector de la hostelería; en este caso, para la instalación de terrazas y para la adquisición de envases de comida y bebida para llevar. 3 millones de euros más.

No son el maná, pero menos es nada. El objetivo, como indicó Núñez Feijoo, es ayudar a dichos establecimientos a adaptarse a una nueva realidad en la que, por ejemplo, «as terrazas van ser determinantes». Chámalle equis, la cuestión es que la Xunta reculó. Veremos por cuánta «pasta más» y si surte efecto.

No podemos decir lo mismo del gobierno municipal de Lores que, lejos de admitir su error, persiste en la terquedad. Y como única corrección el Concello opta por el bombo. Anuncia (Raimundo González) que puede llegar a meter 30 millones de euros en el capítulo de inversiones en el 2021, y a continuación (Xaquín Moreda) comparece para decir que las negociaciones con las monjas clarisas permiten «albiscar» que el Concello podría comprar el convento de Santa Clara. ¿Por 15 millones de euros como apuntaban hace meses diversos agentes de la propiedad inmobiliaria?

¿Está la economía municipal para un gasto así? ¿Es esta la prioridad?