«Es duro, muchos bajarán la verja el viernes y saben que no volverán»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

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CAPOTILLO

La hostelería de Pontevedra espera que las limitaciones lleguen con ayudas

05 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los hosteleros sabían que el cierre de sus negocios llegaría más tarde o más temprano. Solo les quedaba saber cómo sucedería. Ayer recibieron las nuevas restricciones metidos en faena en sus cocinas. Casi sin tiempo para reflexionar se mostraron desanimados. Aún más. Algunos respondían a la llamada de La Voz de Galicia con lágrimas en los ojos y en la voz. Han sido meses duros y se avecinan tiempos complicados. «La hosteleros ya hemos superado los nervios para entrar en la desesperación», apuntaba desde Hosteleros Empresarios de Pontevedra (Hoempo), su portavoz, Elena Vitoria.

Ella pone voz al colectivo, pero los profesionales también tenían ayer su visión de este cierre que entrará en vigor mañana a las 15.00 horas. «Llevábamos mucho tiempo con restricciones, esto ya no tenía sentido», apunta Jacobo Rodiño, del Envero 48. Él salió ayer de su negocio con un único objetivo, buscar una empresa para poder gestionar el envío a domicilio. «Hasta ahora tenía solo la opción de recoger en el local, pero tenemos que ponernos las pilas. Tengo cuatro personas a mi cargo y hay que seguir», apunta.

Tanto Jacobo como el resto de hosteleros de la ciudad temen que detrás de este cierre obligado que permite el servicio a domicilio se esconda una falta de ayudas contundentes. «Nos tomamos la medida con prudencia mientras no salga bajo qué condiciones es el cierre. Si se hace como el ocio nocturno, saldremos a quemar la ciudad, si lo hacen como otros países europeos, vale», apunta Elena Vitoria. El responsable del Borona, Juan Antonio Pérez, se mostraba dolido con la medida: «Nos toman de coña, lo siento mucho por los empleados y por mí porque igual no podemos ni volver».

Todos los profesionales del sector se mostraban desesperanzados, un estado de ánimo en el que llevan instalados desde marzo y que no ha desaparecido ni con el verano. «Lo veo todo muy negro, soy consciente de que hay gente que sabe que el viernes bajará la verja y nunca más la podrá volver a abrir. Esto es muy duro», señalaba Esteban Pampín, responsable de La Quesera, que cree, como muchos de ellos, que «nos siguen criminalizando, nos cierran y siguen echando sobre nosotros el peso del covid».

Desde Hoempo advierten de que «si nos cierran, que nos ayuden». Están descontentos con que se diga que la hostelería no contagia y se cierren los bares. «Es incoherente que no puedas ir a tomarte un café, pero sí que pueda ir a misa», apunta Vitoria, en nombre de la asociación. El otro punto que destaca la portavoz de los hosteleros es que «como sociedad no podemos permitir un gobierno de improvisación. En marzo y abril no sabían cómo hacerlo, pero en noviembre es inadmisible. Hay un informe que dice que la hostelería no es el problema, que son las familias, pero otra vez estamos ahí. En lenguaje castrense se dice que orden y contraorden, igual a desorden».

Los hosteleros buscan fórmulas para intentar montar la logística de entrega a domicilio, pero muchos advierten de que esto será posible solo en restaurantes. «Cómo lo van a hacer los bares de cañas o las cafeterías», apuntan varios de los profesionales que ayer mostraron su desasosiego.

Las movilizaciones continuarán con cacerolada y protestas ante la sede de la Xunta

  

El anuncio del cierre de la hostelería a partir de mañana a las 15 horas no aparcará las movilizaciones del sector, que necesita respaldo económico después de meses de incertidumbre. Mañana tienen prevista a las 12.30 horas una cacerolada de protesta por el papel que están teniendo las Administraciones. La harán unas horas antes de tener que bajar la verja durante un mes. En este sentido, la Federación Provincial de Hosteleros ha convocado para esta misma jornada una caravana de protesta en Pontevedra y Vigo. Hosteleros Empresarios de Pontevedra, si bien apoya la movilización en la ciudad olívica, no la secundan «por el trazado urbanístico de Pontevedra, no queriendo poner en riesgo a la ciudad y sus emergencias».

Las caceroladas está previsto que se sucedan todos los viernes, pero también comenzarán concentraciones ante la sede de la Xunta en la capital provincial.

El sector demanda tres medidas para paliar su situación: exención y devolución de tasas municipales de este año, pago de los gastos fijos mensuales de autónomos y empresarios de la hostelería a modo de subvención, y un ERTE único con facilidad para poder fraccionar el abono de todos los impuestos y cargas sociales. Estas demandas se dirigen al alcalde de Pontevedra, «que ha sido inmune a nuestros problemas y no ha mostrado preocupación alguna por un sector que es crítico para la ciudad, no buscando ningún tipo de solución directa, a pesar de las reiteradas demandas en este sentido».