La calle Reina Victoria está ya cerrada al tráfico, pero siguen las aglomeraciones de escolares ante el Sánchez Cantón

Marcos Gago Otero
Marcos Gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

MARCOS GAGO

El Concello de Pontevedra impuso a primera hora la medida destinada a reforzar la seguridad y la distancia social de la comunidad escolar

24 sep 2020 . Actualizado a las 10:48 h.

Los coches ya no pueden circular en la avenida Reina Victoria, en Pontevedra, entre el cruce de la calle Palamios y la rotonda de San Roque. El Concello aplica esta medida justificada en la necesidad de reforzar la seguridad sanitaria y la distancia social de la comunidad escolar del IES Sánchez Cantón. Sin embargo, al menos a primera hora de hoy en la entrada al centro educativo, se volvieron a reproducir las mismas aglomeraciones de alumnos a la puerta del recinto que las escenas de ayer miércoles cuando la calle todavía estaba abierta al tráfico. La escena no dejó de causar revuelto entre los transeúntes, con más de uno usando el móvil para comentarlo en sus redes sociales. «Creo que deberían cortar la Alameda, que la calle es demasiado estrecha», comentaba una cliente de una cafetería del entorno, mientras otros usuarios bromeaban con la cantidad de coches que tenían que girar en la rotonda o girar a la derecha al salir de Palamios sin saber muy bien que hacer. 

La idea del Concello de Pontevedra es que los alumnos del Sánchez Cantón puedan utilizar la calzada de la avenida Reina Victoria para el acceso y salida del instituto de forma ordenada y con distancia social. Al facilitarles un espacio más extenso junto a la puerta del instituto, se espera que los jóvenes puedan estar más separados, pero al menos esta mañana se produjo el efecto contrario. La calle estaba cerrada al tráfico. La Policía Local tenía varias patrullas desplegadas en la rotonda de San Roque y junto al cruce de la Audiencia, y los escolares seguían amontonándose a la puerta de instituto, aunque esta vez no se reprodujo la escena de los padres, también en gran número, viendo como entraban los jóvenes al centro desde la otra acera.