El curso de inglés de la ONCE se reinventa en su veinte cumpleaños

Cristina Barral Diéguez
CRISTINA BARRAL PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Alumnos ciegos de toda España asisten a distancia por las restricciones del covid

26 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un clásico más del verano. El curso nacional de inglés en formato campamento que organiza cada año en Pontevedra la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) para sus afiliados cumplía este 2020 veinte ediciones. Todo marchaba según la planificación prevista y el 7 de marzo se habían hecho los exámenes de acceso, ya que siempre hay más solicitudes que plazas (60) y se establece una lista de espera por si hay alguna baja. El curso está dirigido a niños y jóvenes de 12 a 17 años de toda España, y hay también 5 plazas para italianos y portugueses. La mayoría de los participantes son ciegos, aunque se reservan tres plazas para menores videntes hijos de afiliados o de trabajadores de la ONCE.

Como ocurrió con otras tantas cosas, el coronavirus se cruzó en el camino y dejó en el aire la celebración del curso de inglés. El director del Centro de Recursos Educativos (CRE) de la ONCE en Pontevedra, José Ángel Abraldes, cuenta que no querían suspender la actividad y pensaron en un plan B. «Al principio pensamos en anularlo por la situación, pero luego le dimos una vuelta a la idea de mantener los cursos y optamos por hacerlo a través de una plataforma por videoconferencia», relata.

Era algo nuevo en la ONCE y la primera vez que se hacía. De las 60 plazas se cubrieron 45, siendo el último curso, el de la primera quincena de agosto, el que tendrá menos participantes. Se han celebrado los dos de julio y con un buen resultado, algo que corrobora una de las docentes que lo imparte, Mónica Guerrero Rodríguez, de la academia Waterford de Pontevedra, que realiza los cursos desde el 2009.

Para ese nuevo formato se optó por reducir el número de horas, de seis a dos, y establecer grupos de cinco alumnos según el nivel de inglés de cada uno. La docencia de inglés se completa por la tarde, también por videoconferencia, con juegos y visitas virtuales por Pontevedra. De ellas se encarga la monitora Montserrat López Rodríguez, de la escuela de tiempo libre Don Bosco de Santiago.

José Ángel Abraldes hace hincapié en que durante el curso al director del CRE le gustaba tener contacto con los alumnos ciegos. «Me gustaba sentarme con ellos a charlar, ahora me conecto por la tarde y los saludo. Los que venían con 12 años después repetían otros años y algo que me comentaron es que están encantados de volver a tener contacto con sus compañeros, aunque sea a través de una pantalla».

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Mónica Guerrero define el curso de este año como «diferente», ya que hubo que adaptarse a las circunstancias. «La plataforma Zoom permite que cada alumno esté en su casa y así se evitan los riesgos del viaje y de la convivencia de los niños. También para los profesores y trabajadores de la ONCE es más seguro», señala.

Tras los primeros dos cursos de niveles B1 y B2, la docente valora de forma positiva la experiencia. «Los alumnos estaban bastante motivados, hasta los más madrugadores que empiezan a las nueve de la mañana, aunque con la ventaja de que están en casa». Mónica Guerrero indica que la enseñanza de inglés a distancia no conlleva dificultades añadidas. «Hacemos ejercicios de pronunciación, de gramática, de vocabulario, con canciones, que ayudan mucho a pronunciar bien. Lo único malo es que la plataforma Zoom no permite simultanear voces y hay que silenciar los micros».

Lo que sí se pierde con esta modalidad de enseñanza es el aspecto humano de la convivencia que hasta ahora tenían los cursos de la ONCE. «Antes dormían todos juntos en el colegio, se hacían excursiones, rutas de senderismo, visitas a museos con guías en inglés, incluso surf en las Rías Baixas y visitas a Santiago. Salvo eso, el resto es igual pero a distancia», recalca Mónica Guerrero, que imparte los seminarios junto a Miguel Vicente Vila.

A la hora de impartir inglés a estudiantes ciegos sí hay un pequeño inconveniente. Y es que a partir de 12-13 años ya no se trabaja con material en braille, sino en ordenador con un sistema de lectoescritura que se llama jaws (mandíbula en inglés). «Lo gráfico lo lee y los alumnos lo siguen con sus cascos. Simultanear el jaws con el Zoom era difícil», cuenta la profesora.

Este lunes, 27 de julio, arrancará el tercero de los cursos con los alumnos mayores y menos plazas. Todos con nivel B2.