«Cuatro meses confinados cayeron como tres años más en enfermos de alzhéimer»

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Los pacientes regresan al centro de día de Pontevedra con terapias individuales una vez por semana hasta que se pueda recuperar la actividad grupal

08 jul 2020 . Actualizado a las 15:47 h.

El confinamiento y el parón en la actividad de los centros de día cayeron como una losa en los pacientes de alzhéimer, que después de 114 días de encierro regresan esta semana a las terapias individuales y cognitivas en Pontevedra. «Estos 114 días cayeron como dos o tres años de avance de la enfermedad», reconoce José Manuel Fontenla, director del centro de día Alzheimer Pontevedra y de la Asociación de familiares enfermos de alzhéimer (Afapo), que reconoce un «deterioro brutal» en la vuelta a la actividad. El objetivo de esta vuelta a la actividad es ir trabajando con los pacientes para intentar frenar el avance de la enfermedad. En este primer mes serán solo con terapias individuales de dos horas una vez a la semana, pero esperan ir incrementando hasta llegar a la actividad normal en septiembre. Por el momento el centro aún no está abierto para grupos hasta que el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés dé el visto bueno. «En este tiempo han tenido una pérdida muy importante de la autonomía, eran personas que a lo mejor antes se vestían bien solos y ahora ya no. Muchos no responden cognitivamente», indica Fontenla.

Durante los meses de la pandemia y el confinamiento han llevado las terapias a los domicilios que las demandaban para paliar la ausencia del centro de día, pero con el paso de los días notaron que la demanda ya no era solo para los pacientes, sino que las familias empezaban a necesitar apoyo psicológico para sobrellevar la atención de sus familiares. «Este deterioro lo hemos podido comprobar los técnicos de Afapo que recibieron a los primeros usuarios en nuestro centro para realizar terapias individuales y con cita previa», explica Fontenla. El responsable del centro reconoce que el avance de la enfermedad es imparable, pero puede ralentizarse con las actividades que han retomado.