Nervios, mascarillas y más opciones en la ABAU de este año

Xacobe Lamas PONTEVEDRA

PONTEVEDRA CIUDAD

Las particularidades de este curso cambiaron el formato de la prueba e implicaron unas medidas de seguridad que, en Pontevedra, fueron cumplidas con disciplina y sin percances

08 jul 2020 . Actualizado a las 22:06 h.

La ABAU 2020 será recordada como una de las más difíciles de preparar por parte de los alumnos, aunque para compensar, también una de las más flexibles. Como ya se había anunciado, varios de los exámenes de la prueba permitieron elegir entre más opciones que en años anteriores. Uno de ellos fue el de Historia de España, el primero de la jornada del martes.

El sentir general de los examinados es que fue «más fácil de lo que esperaban». Entre las opciones para el comentario de texto, las más populares fueron la Restauración borbónica y, sobre todo, el reinado de Fernando VII. Una madre, que acompañaba a sus hijos a la prueba comentaba que «ya se esperaban ese tema, casi siempre cae». Después del primer control, los nervios iniciales se fueron diluyendo. Dos alumnos, Juan y Carlos, aseguraban estar «más relajados después de esto». Un grupo de estudiantes del IES Luis Seoane de Monte Porreiro sentían «haberse quitado un peso de encima», al ser Historia de España una de las asignaturas con más carga de temario.

En Pontevedra, las facultades de Ciencias Sociais e da Comunicación, la Escola de Enxeñaría Forestal, la Facultade de Ciencias da Educación e do Deporte y el Centro de Recursos Educativos de la ONCE fueron los cuatro centros que acogieron a los 890 alumnos que estaban matriculados en la comarca.

La otra gran novedad de este año, lógicamente, fueron las medidas de prevención contra el coronavirus que se debieron tomar. Mayor separación entre los pupitres, mascarillas, gel hidroalcohólico en la puerta del aula y menor aforo en cada una de las salas. «Debíamos de estar ocupando toda la facultad» calcula de cabeza Juan, que se examinó en la Escola de Enxeñaría Forestal. Para dar cabida a todos los alumnos tuvieron que acondicionarse pabellones y cafeterías. De todos modos, la mayoría no consideraron que las medidas supusiesen una dificultad añadida: «Nos dijeron que si lo necesitábamos, nos podíamos quitar la mascarilla durante un rato».

Lo que sí supuso un problema en opinión de muchos fueron las atípicas condiciones en que terminó el curso académico. Diego, Alejandro y Miguel, alumnos del A Xunqueira I confesaban que «preparación… poca. Es más complicado sin las clases». Los estudiantes del Luis Seoane incluso tuvieron que preparar alguna asignatura de por su cuenta. Protestan porque «algunos profesores se desentendieron de nosotros, como la de Lengua, y no dieron clases online». Una de ellas señala «Así es mucho más complicado, tardas el doble de tiempo en estudiar una unidad».

Si el último mes, el cual transcurrió en Galicia ya con una cierta normalidad, fue complicado para ellos, más lo debieron ser los meses de confinamiento. Una alumna del Sagrado Corazón de Jesús pontevedrés opina que «lo peor fue la incertidumbre durante la cuarentena. No sabíamos si habría o no exámenes al final». Ella y una compañera reconocían estar preocupadas, además, por la situación sanitaria y el riesgo que puede conllevar un evento tan multitudinario: «Habría sido mejor celebrarlas hace un par de semanas. Ahora, con los rebrotes, parece un poco peligroso». Incluso se cuestionan sobre si no habría sido preferible buscar una alternativa a la ABAU este año: «¡Podrían haber tenido en cuenta solamente la nota del Bachillerato para entrar en la carrera!».

Durante la mañana del martes, además de Historia de España, los alumnos tuvieron que examinarse de Lingua Castelá e Literatura. La tarde se reservó para las optativas de Fundamentos da Arte, Matemáticas aplicadas ás Ciencias Sociais, Economía da Empresa y Deseño.

Poco antes de entrar en la segunda prueba, tres alumnos del Luis Seoane, con los apuntes en la mano, comentan entre risas «Un compañero ya ha perdido las pegatinas. ¡Y solo llevamos un examen! Le echaron una bronca...». Parece que, incluso en el año más atípico, hay anécdotas que se repiten y cosas que nunca cambian.