Cinco miradores desde los que apreciar la ría de Pontevedra

Xacobe lamas PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Las actividades al aire libre son una alternativa este verano y la comarca cuenta con muchas vistas que merecen la pena

03 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la llegada de julio y el comienzo de las vacaciones, muchos gallegos se lanzan a buscar diferentes planes, procurando, en la medida de lo posible, distanciarse de las grandes aglomeraciones. En un verano marcado por el peligro que supone el coronavirus, es de suponer que las alternativas que no impliquen cruzarse con mucha gente ni desplazarse grandes distancias se popularicen. Y preferiblemente al aire libre, donde el riesgo de contagio es menor. Afortunadamente, Pontevedra y sus alrededores son ricos en paisajes que se pueden disfrutar desde las alturas de un mirador, alejado de la masificación de la ciudad y de las villas.

Sanxenxo, más que sol y playa

A pesar de la amenaza de la enfermedad, se espera que este verano Sanxenxo vuelva a atraer muchos turistas en busca de rayos de sol. Pero, por supuesto, ofrece más planes que el de broncearse y bañarse en la ría de Pontevedra.

Desde el mirador de As Canteiras, en Noalla, uno puede apreciar la totalidad de la playa de A Lanzada y, en el horizonte, la isla de Ons. Y gracias a esa luz tan propia de nuestro litoral en verano, hacia el atardecer pueden conseguirse unas fotos preciosas desde el punto más alto, en Monte do Faro.

El mirador de las tres rías

Uno de los sitios que mejor nos permite apreciar la belleza de las Rías Baixas está, paradójicamente, en el interior de la provincia. Concretamente, en el monte do Seixo, conocido también como la «Montaña Máxica», en la sierra de O Cando, concello de A Lama.

Este pico es lugar de encuentro de formaciones geológicas poco habituales y fuertes vientos. Precisamente por ello, se ha construido un parque eólico que ha modificado en gran medida el paisaje. Aún así, sigue valiendo la pena subir a lo más alto y, de camino, pararse a visitar la Capilla de Santa Marina do Seixo y el impactante conjunto megalítico ritual de la Porta do Alén y O Marco do Vento.

La laguna de Castiñeiras

El monte de Cotorredondo, entre Vilaboa y Marín llama la atención por su belleza natural. En él se encuentra el Parque Natural del Lago de Castiñeiras, una laguna rodeada por un precioso bosque de robles, castaños y abedules. Un lugar idílico donde no es raro que vayan los niños a jugar. El momento ideal para visitarlo probablemente sea en otoño, cuando las hojas de los árboles cubren el suelo y lo pintan de diferentes colores.

De todos modos, el verano también tiene sus ventajas. En los días de buen tiempo, desde la cima del monte se pueden vislumbrar la totalidad de la península de O Morrazo, la ría de Vigo y la de Pontevedra. Las mejores vistas del lugar se consiguen desde la torreta de vigilancia que hay en la cima.

Petroglifos y rascacielos

Hay quienes prefieren los paisajes urbanos y disfrutar de las formas de la arquitectura durante sus paseos. Para eso, en el concello de Poio tenemos un punto ideal en el mirador de A Caeira, desde donde, como si de una metáfora del paso del tiempo se tratase, pueden admirarse simultáneamente los petroglifos de A Caeira y el skyline de la ciudad de Pontevedra.

Por el camino, trazado por un sendero de madera, nos encontramos dos parques infantiles, un merendero y el Centro Arqueológico de A Caeira, que se dedica a contextualizar los petroglifos de la cima y a explicar diferentes aspectos de la Edad del Bronce. Ya en la cima las vistas de la ciudad y el río Lérez serpenteando entre los edificios nos dejan una de las mejores fotos posibles de Pontevedra.

La naturaleza, junto a la ciudad

Otro punto cercano a la capital de la provincia es el monte de A Fracha, uno de los tantos picos que se encuentran en las inmediaciones de las Rías Baixas y que cuentan con unas vistas fantásticas de las mismas.

En función de la ladera que decidamos recorrer, podemos contemplar bien la ría de Pontevedra, bien la de Vigo, con el puente de Rande y la isla de San Simón. Por el camino hacia la cima encontraremos varias fuentes, caballos que pasean libremente y unas mesas en las que hacer una parada para merendar y descansar de la caminata.