¿Están más agresivas las gaviotas?

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

MARTINA MISER

La época de cría las acerca más a las ciudades, donde tienen recursos a su alcance, pero su población está en descenso. Desde SEO Birdlife alertan de su importante labor para evitar más contaminación

23 jun 2020 . Actualizado a las 01:38 h.

Un grupo de personas sentadas en una terraza llaman la atención de las gaviotas. Es una estampa habitual en casi todas las ciudades. Sobrevuelan el espacio y observan desde zonas próximas hasta que alguien se levanta y se abalanzan sobre el velador para llevarse lo que queda, aunque en alguna ocasión lo sacan con habilidad de las manos. Hay quien cree que la nueva normalidad las trajo de nuevo a las ciudades, pero los expertos aportan los motivos que las llevan a tener más presencia en las ciudades y de una forma más agresiva. «No ha sido el confinamiento, las gaviotas tiene comportamientos distintos en cada época del año, ahora están en la fase de reproducción y por eso notamos que están más cerca y más horas», explica Gustavo Ferreiro, ornitólogo y ecologista de SEO Birdlife en Pontevedra. Hace décadas no era habitual verlas anidar en los tejados de las ciudades, pero las patiamarillas han tenido un cambio de hábitos y aunque las grandes colonias de cría siguen siendo las islas —Cíes y Ons, principalmente— los tejados han ganado terreno.

No son más agresivas, pero cuando están en época de cría son más proclives a desplazarse menos y abalanzarse sobre los restos de comida para alimentarse. Emiten reclamos para comunicarse con su pareja o advertir al resto de cuál es su territorio. Los sonidos que hacen y su constante presencia pueden hacerlas parecer más violentas, pero no es así. «Lo que ocurre es que ahora no se alejan de sus crías y son más visibles», subraya Ferreiro.

Su presencia las ha convertido en una de las aves más odiadas por parte de la población. Sin embargo, los especialistas creen que hay motivos de sobra para quererlas. «Aunque mucha gente las relaciona con un incordio, nos ayudan a eliminar muchos desperdicios y sin esa función carroñera tendríamos más contaminación de bacterias y virus, que como se está viendo, pueden saltar al ser humano», explica Ferreiro, quien advierte de que «tenemos que querer a cualquier animal del planeta, todos tienen una función ecologista y romper esa cadena nos generaría muchos problemas».

Su función es un eslabón más de la cadena, pero lejos de ver comportamientos agresivos, es la corpulencia de la gaviota la que la hace más temible, además de su capacidad de defensa de lo suyo. Por su condición le vale cualquier resto de basura, bollería o peces para alimentarse lo que la convierte en habitual tanto en la ciudad, como en basureros o puertos marítimos. «Puede ser carroñera, pero no es cazadora, no tiene la fisonomía para atrapar a su presa, carece de garras y de pico para despiezar, pero si ve a algún animal pequeño invalido, puede ir a por él», precisa. Eso explica que en ocasiones acaben con las crías de patos en el entorno de los ríos. «Donde haya un vertedero y un punto de agua, como un embalse, habrá gaviotas», aseguran desde SEO Birdlife, quienes recalcan que la función carroñera de los animales son un beneficio para los humanos. Animan a reflexionar cada vez que las veamos como se aproximan a la terraza de una cafetería. Porque además, resaltan su inteligencia para conocer las rutinas humanas. «Son capaces de asimilar que cuando suena la sirena de un colegio habrá restos en el patio», comenta Ferreiro, quien explica que en muchas ocasiones más que un control de población lo que hace falta es ser conscientes de los hábitos de la población: «Tienen recursos más cerca porque lo tiramos todos, si regulamos eso, las palomas, por ejemplo, desaparecerían».

Pese a su constante presencia en los últimos años y en especial en la primavera, su población ha descendido considerablemente. Desde SEO Birdlife reconocen que hace un par de años hubo una mortandad «importante» que creen que estuvo vinculada a algún virus, pero pese a solicitar a la Xunta un estudio, no obtuvieron respuesta.