Un juez militar investiga si hay novatadas en la Brilat de Pontevedra

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

BRILAT

La decisión es consecuencia de la condena a un cabo por el «bautismo» de una soldado, que sufrió una fractura en una costilla y que terminó por abandonar las fuerzas armadas

15 may 2020 . Actualizado a las 17:09 h.

¿Se producen novatadas en la Brilat de Pontevedra? Esta es la pregunta que tendrá que tratar de responder el juzgado togado militar de A Coruña tras la condena a un cabo por el «bautismo» sufrido por una soldado «durante durante la celebración de las fiestas del aniversario de la brigada en la base de Figueirido de junio del 2018.

La sentencia, que condena al cabo a nueve meses de prisión por abuso de autoridad y a otros tres por lesiones, así como le impone el pago de una indemnización de 6.000 euros, explica que por «bautismo» se conoce a un acto que «consiste en que el personal recién llegado bebe cerveza tumbado en una mesa, utilizando la ''galleta'' o distintivo de empleo, a modo de embudo y, tras la ingesta, el compañero de su mismo empleo más antiguo le coloca la ''galleta'' sobre el velcro del uniforme y le da sobre ella un golpe con el lateral del puño cerrado». 

Al día siguiente de este bautismo, el ahorca condenado, «sin contar con la autorización de su capitán de Compañía, ni de ningún otro mando», llamó a los soldados del último ciclo para que lo acompañasen a la furrilería, donde les manifestó que «no le había gustado el ''bautismo'' (...) porque, a su juicio, se había hecho distinción entre hombres y mujeres, en cuanto a la intensidad del puñetazo que se les daba». Consideraba, en definitiva, que las mujeres habían sido golpeadas de manera más leve, al tiempo que aseguraba que todos tenían la misma condición de militar, por lo que él «no iba a hacer ninguna distinción».

De este modo, y siempre según esta resolución que es recurrible ante el Supremo, decidió volver a bautizar a los nuevos militares, quienes tuvieron que beber un chupito de licor café y era el propio cabo quien les propinaba el golpe con el puño cerrado. En el caso de la denunciante, el impacto del golpe fue de tal intensidad que se tambaleó hacia atrás expirando todo el aire de su pecho de forma involuntaria y sintiendo un fuerte dolor.

Este dolor, en los día sucesivos, fue en aumento hasta el punto de que tuvo que acudir a un traumatólogo, que le diagnosticó una posible fractura costal, dictamen que se constató con una prueba ecográfica.

La soldado acudió entonces a los servicios médicos de la brigada solicitando una rebaja del ejercicio físico, si bien «no mencionó la verdadera causa de la misma, pues al ser novata en la Unidad, no quería tener problemas». Sus explicaciones no convencieron al teniente que la asistió, quien sospechó de la versión que esta le ofreció. Acudió a un veterano capitán enfermero, quien se entrevistó con la víctima, la cual acabó derrumbándose y confesando el verdadero origen de la lesión.

Como consecuencia de estos hechos, la soldado «sintió el rechazo de sus compañeros y el malestar por todo lo que había ocurrido, sintiéndose intranquila, incomodada y preocupada por la situación en la que se encontraba y decepcionada con el funcionamiento de su destino».

De hecho, durante la vista oral, la propia militar reconoció que su decisión de desvincularse de las Fuerzas Armadas no se debió únicamente a lo ocurrido, ya que explicó hacían influido otras cuestiones personales y familiares. Sin embargo, «el hecho de haber sido agredida al incorporarse a la unidad y el rechazo que sufrió por parte de compañeros que se enteraron que había denunciado lo ocurrido fue algo que le afectó anímicamente, de forma importante, y tuvo mucha incidencia en su decisión de desvincularse de las fuerzas armadas». A consecuencia de este fallo se investigará ahora si hay novatadas en la Brilat.