CAPOTILLO

El comercio de proximidad y la hostelería de la ciudad demandan que el Concello de Pontevedra concrete las medidas en apoyo de una desescalada que ya ha empezado

03 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un mar de dudas en medio de un montón de incertidumbres. Así es cómo se sienten numerosos empresarios, autónomos y profesionales pontevedreses atrapados por la forzosa paralización de tantos sectores económicos y la inquietud que rodea la desescalada. Por término general, cuando les escuchas hablar, como tuve oportunidad de hacer en una de las reuniones de trabajo que está manteniendo Yoya Blanco, la concejala de Promoción Económica, se suceden las preguntas. Sus disquisiciones entremezclan ilusiones por reiniciar sus negocios y temores ante las difíciles proporciones del reto. Necesitan muchas respuestas que aún se desconocen. Estarán por llegar a través de las órdenes ministeriales y de las posteriores disposiciones de nuestro Concello.

El panorama estremece. En hostelería, por ejemplo, los establecimientos tienen que afrontar la vuelta a la nueva normalidad en estas primeras semanas, con aperturas primero solo para comida para llevar; luego al 30 % y 50% de sus aforos tanto en terraza como en sala, atenazados por la vigencia de los ERTE y apremiados por los gastos corrientes, personal, proveedores, alquiler y las deudas financieras que hayan tenido que contraer -créditos ICO- para insuflar liquidez. En suma, una tesitura desalentadora por la previsión de más pérdidas.

¿Qué puede hacer el Concello?

Es una de las preguntas que más se repiten en los encuentros telemáticos que la concejala de Promoción Económica y Turismo está manteniendo con asociaciones empresariales y numerosos propietarios de negocios de proximidad de media docena de sectores. Cierto que los municipios están encorsetados por la Xunta y Gobierno central; que en el estado de alarma, el mando único otorga al ministro de Sanidad una capacidad plenipotenciaria que reduce aún más el margen de maniobra. Pero también que los Ayuntamientos, como administraciones más cercanas, son el parachoques de cuantas demandas se plantean, más en situaciones como la actual. Razón por la cual se les exige capacidad de reacción y de gestión. Pese al techo de gasto que puso Montoro y aún permanece.

Salvando las distancias en población y presupuesto, hay márgenes de decisión que los respectivos gobiernos municipales pueden adoptar como ya han hecho diversos concellos del entorno. Pontevedra no está a la cabeza ni entre los más ágiles ni tampoco entre los más generosos. Aún. Mientras la capital aplaza el pago de precios municipales como agua, basura o la viñeta y se propone reducir la de veladores en función de los meses que no se han trabajado, Marín con una cuarta parte de habitantes y un presupuesto municipal que no llega al 20% del que tiene

Pontevedra, ha decidido eximir por completo a la hostelería local del pago de la tasa de terrazas tanto en este año 2020 como en todo 2021. Otro ejemplo: Cangas con 26.000 habitantes y 17 millones de euros de orzamento municipal, ya ha comprometido reservar al menos 100.000 euros para diversas medidas de apoyo al comercio de la villa, incluyendo una plataforma logística de ventas. Se espera mucho más.

Capacidad de maniobra mayor

De la capital de la provincia, con un presupuesto aprobado en febrero de casi 80 millones de euros que incluye 13 millones en inversiones reales y cinco más en transferencias, se aguarda una capacidad de maniobra mayor de la que ha demostrado hasta ahora. Si bien las intenciones expresadas en diferentes declaraciones ilusionan, el comercio de proximidad, el turismo y la hostelería necesitan hechos concretos. Suena bien la música; nos falta la letra.

Por ejemplo, el alcalde se comprometió en su última comparecencia semanal a aprobar una ampliación del número de veladores para que los establecimientos puedan realizar una mayor ocupación de espacios públicos -allí donde sea posible- a fin de compensarles por las restricciones impuestas por el plan de desescalada. Es necesario que se regule antes del 11 de mayo. A medio plazo, hay otra decisión que se le urgió al Gobierno municipal y que puede adoptar: el retorno de la feria o mercadillo ambulante al centro, ya sea Alameda o Campolongo, como ocurrió en 2019 por el Mundial de Triatlón. La concejala de Promoción Económica acaricia esa posibilidad que el comercio establecido ya debería de contemplar como un aliciente de dinamismo y no como un enemigo, como pasaba antaño.

Asimismo, en las reuniones que Yoya Blanco mantiene, como si fueran tormentas de ideas, se repiten algunas demandas: la supresión de tasas municipales; ayudas del Concello para la implantación de las medidas de protección que se vayan a exigir en los locales; campañas de orientación y formación a empresarios y trabajadores para encarar las nuevas exigencias sanitarias, con el complemento de crear algún tipo de sello o marca de establecimiento seguro. Todo ello aderezado de una muy potente campaña de publicidad e imagen que tomando como punto de partida Pontelovers, amarre el apego del consumidor local para reiniciar Pontevedra. Y en el ámbito de la logística, el Concello tiene que resultar decisivo. Me consta que la concejala de Promoción Económica de Pontevedra y su equipo están conjurados en sacar adelante tanto una aplicación tipo Delivery (entrega a domicilio) para la hostelería de la ciudad como una App para un Amazon local, vital para el comercio de proximidad. Ambas urgen.