Una factoría pionera de Caldas cubre todo el proceso para desarrollar karts

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

La marca forjada en la localidad pontevedresa es única en España y firma tanto los motores como los chasis

19 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La figura de Abel Seijo Martínez (Caldas de Reis, 1983) es bien conocida en el mundillo del karting español, si bien las idas y venidas de esta modalidad de formación le han puesto más de una zancadilla. Aún así, Seijo Kart es el único fabricante del país que abarca a todas las parcelas de estos pequeños vehículos de competición, desde la fabricación, venta, reparación y optimización de sus propulsores.

El mismo Abel y su socio, Luis Miguel Castro, son los impulsores de una auténtica fábrica de sueños en la localidad pontevedresa y el gen competitivo que le da apellido a la firma comercial también sirvió para levantar una escudería de carreras, que ya logró notables éxitos, aunque su máximo responsable incide en que «el número de karts tiene mucho que ver con el título por escuderías».

La historia de Seijo Karts se remonta al día en que José Benito le regaló un vehículo totalmente artesano a su hijo Abel: «Mi padre era un gran aficionado al mundo del motor, tenía el concesionario Fiat y también corrió en prototipos y en tierra, pero pasó al sector de los vehículos de ocio y la evolución fue natural hacia los karts de carreras».

Por aquel entonces, Seijo Martínez era uno de los jóvenes más prometedores del panorama nacional, en el cual se cruzaba incluso con el mismísimo Fernando Alonso —aunque no coincidían en la misma categoría—, y todo en una época dorada en la que nuestra comunidad tenía mucho que decir: «En aquellos años, hablar del karting español era hablar también de Galicia, con Celso Míguez, Pablo Alfaro, Mónica Castro y yo mismo, que nos movíamos en posiciones destacadas. En la actualidad, el karting gallego está dividido y hay otro certamen social paralelo al oficial, pero seguimos viendo a muchos pilotos de nuestra comunidad en carreras como las del Campeonato de Castilla León y también en el nacional, aunque quizás no tanto como antes».

En aquellos tiempos dorados, un Abel Seijo que ya se había adjudicado la pole con diez años, en el Campeonato de España cadete, se anotó más tarde otras victorias como la del competitivo Campeoanto Catalán del 2005, el Open Ford o el Open Toyota. «Nunca fui un piloto con mucha fortuna en las carreras, pero estuve activo hasta el 2010 o 2011. Incluso volví en el 2018 para hacer una prueba del nacional en Recas (Toledo) y logré un segundo puesto», matiza el propio constructor rememorando sus andanzas sobre el kart. El resumen es más diáfano aún: «Siempre me gustaron estos cachivaches, era lo que veía en casa y me aficioné enseguida. Al fin y al cabo somos primates y aprendemos copiando. Si viera balones de fútbol igual sería futbolista, pero a un taco de madera yo le ponía ruedas y hacía un coche».

Ahora toca centrarse más en la escudería y en la factoría, lo que también exige la máxima dedicación del expiloto: «Somos una fábrica pequeña, pero Luis Miguel y yo afrontamos mucho trabajo. Si quieres homologar un kart, tienes que montar 75 unidades. Ahora mismo nos pilló todo esto de la crisis sanitaria con el tema de la homologación y no sabemos cuándo vamos a recuperar la normalidad». El pontevedrés recuerda, en todo caso, que sostener su marca es «cada vez más complicado, a veces piensas en que incluso es una locura, pero es lo que nos gusta».