Pontevedra respira aire puro en cuarentena

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Los índices de contaminación por dióxido de nitrógeno cayeron a la mitad en el último mes

15 abr 2020 . Actualizado a las 18:56 h.

El confinamiento ha dejado un cielo más limpio, con menos partículas de dióxido de nitrógeno que hace tan solo un mes, cuando la frenética actividad diaria dejaba picos en la estación de medición de Campolongo que decía mucho de nuestros movimientos y rutinas. El estado de alarma ha dejado asilado a la población y restringido al máximo el tráfico. El confinamiento ha logrado, además del intento de controlar la pandemia, otros datos esperanzadores. La calidad del aire, ya de por si buena en la ciudad, ha mejorado al reducirse más de la mitad respecto al mes anterior, según los datos de MeteoGalicia y de la Agencia Europea del Medioambiente, que recibe las estadísticas del organismo gallego.

El dióxido de carbono se da en cualquier combustión, pero el dato que toman como referencia las estaciones de medición viene condicionado especialmente por el volumen de tráfico. «Es una radiografía de lo que hacen las ciudades, de las entradas y salidas, por eso los datos cambian si es entre semana o fines de semana o en función de la hora del día», explica Nuria Gallego, técnica de MeteoGalicia, del departamento de meteorología y cambio climático.

Para comprobar que los resultados han mejorado con el paso del estado de alarma se toman como referencia las mediciones medias del 11 de marzo, del 2 de abril y la del pasado lunes, 13 de abril, fecha en la que la industria ha vuelto a la actividad. Hace un mes, Pontevedra registraba un valor de 19 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno, mientras veinte días después se bajaba de seis. «Es una ciudad peatonal y pequeña, muy parecida a Lugo, así que ofrecen datos más iguales, al tener menos componente industrial», explica Nuria Gallego, que recalca la importancia de estas cifras tan bajas en una comunidad con una muy buena calidad del aire, donde el pasado 2 de abril, con las mayores restricciones de población, el índice más alto estuvo en Vigo y Ourense. Y fue solo de 12 microgramos por metro cúbico.

Calidad del aire buena

El valor límite en horario es de 200 y en Pontevedra no se ha alcanzado nunca en una situación normal. Pero, ¿qué quiere decir esto? La estación registra datos cada hora y no se podría superar más de 18 veces al año esa medida. Pontevedra nunca llega a esos valores. Desde el pasado 1 de marzo hubo un pico de 64 microgramos por metro cuadrado el 9 de marzo a las ocho de la tarde y el año pasado en las mismas fechas hubo valores similares, que incluso llegaron a 90. Lo habitual es que un día normal de finales de invierno entre las ocho y las nueve de la mañana y a última hora de la tarde se registren los mayores índices de contaminación.

Desde que se declaró el estado de alarma este parámetro ha bajado en toda Galicia hasta el punto de que los datos de la estación de medición ubicada en las proximidades de la avenida de Madrid, en Vigo, están por debajo de Pontevedra (como se indica en el gráfico). Eso refleja la fuerte caída de la actividad laboral en las últimas semanas en una zona de entrada y salida a la ciudad. «En alguna ocasión está estación supera los 200 microgramos por metro cúbico, pero no es significativo, a lo mejor pasa una vez cada dos años», comenta Nuria Gallego, que pone sobre la mesa los datos de la Organización Mundial de la Salud: «La OMS cifra en 400.000 las muertes al año por contaminación atmosférica». Aunque por el momento son solo indicios, Gallego estudia algunos informes europeos que podrían encontrar similitudes entre las personas con patologías sensibles al coronavirus y las que lo son también a la contaminación.

Desde MeteoGalicia reconocen que los datos de calidad del aire de Galicia son muy buenos, aunque hay agentes externos que lo ponen contra las cuerdas en momentos puntuales. «A veces tenemos niveles altos de concentración de ozono, intrusión de polvo sahariano, especialmente cuando hay anticiclones prolongados, o algunos niveles industriales elevados en ciudades como Ourense, que está en un valle, pero nada más», explica Nuria Gallego, que reconoce que solo en una ocasión tuvo que decretarse el protocolo de contaminación atmosférica para situaciones extremas. Fue el 15 de octubre del 2017 cuando los incendios asolaron la comunidad y la cubrieron de humo.