Ana María, positivo en coronavirus: «Vivo aislada en una habitación con baño, sin contacto con mis hijos pero sin dolor»

Ana Barcala PONTEVEDRA

PONTEVEDRA CIUDAD

Un paracetamol le bajó la fiebre e hizo desaparecer los síntomas pero «sigo agobiada»

18 mar 2020 . Actualizado a las 16:40 h.

Ana María es uno de los positivos por coronavirus en el área sanitaria de Pontevedra. Lo sabe desde el pasado jueves por la mañana pero ya desde el martes permanece aislada en su ático situado en el centro de la ciudad. Viajó a Madrid hace 15 días para acompañar a su marido en varios compromisos sociales. Allí reside también su hijo universitario. Viajó en metro, estuvo en el aeropuerto y voló en un avión repleto. Y regresó a casa con tranquilidad.

Dos días después un leve dolor de garganta y 38 grados de fiebre la pusieron en alerta. «Me preocupé por todo esto que estaban dando del coronavirus, pero en realidad los síntomas no eran alarmantes». Como había estado en Madrid decidió llamar al número de emergencia sanitaria. «Insistí durante unas 3 horas y por fin conseguí línea». Relató sus síntomas y fue la fiebre la que la incluyó en el protocolo de actuación. «Me dijeron que tomara paracetamol y que me llamaría un médico. Si lo hubiese hecho de forma voluntaria la fiebre hubiese remitido y no hubiese sabido que estaba contagiada. Me quedé dormida esperando y a las 5 de la mañana sonó el teléfono». Un médico le dio unas pautas básicas de actuación y le informó de que al día siguiente un equipo se acercaría a su domicilio para hacerle la prueba. «Al sanitario que vino a casa le vieron varios vecinos. Llamaba la atención por lo protegido que venía. Y me hizo la prueba. Unos palitos por los orificios de la nariz y una muestra en la garganta. Todo muy rápido y sin dolor». En el vecindario se despertó cierta preocupación pero María quiere lanzar un mensaje tranquilizador. «Estoy aislada desde que volví de Madrid. Nadie de mi entorno familiar ni laboral está contagiado». Tampoco lo está su marido, un conocido periodista que trabaja en Madrid, que permanece aislado sin síntomas.

Y unas horas más tarde recibe la llamada que le confirma su resultado positivo. Casi de forma inmediata le envían por correo electrónico las instrucciones de aislamiento y limpieza en su hogar, donde vive confinada con tres hijos a los que no puede ver ni saludar. «Estoy recluída en una habitación con baño, y tengo la suerte de tener acceso a la terraza desde aquí. Al menos de vez en cuando puedo respirar aire fresco».

Sus hijos se encargan de todo en casa. Comida, limpieza, organización. «Me dejan el desayuno y los platos en la puerta de la habitación. No siempre cocinan ellos. A veces mis cuñados nos acercan comida hecha, pero no entran a la vivienda. Lo dejan en el descansillo. Quise buscar a alguien que viniese a ayudarnos pero entiendo que nadie quiera arriesgarse». Y en el baño de la habitación habilitó un espacio para desinfectar su menaje con lejía. «Tengo que usar lejía para todo. Cambiar la cama a diario y lavar mi ropa separada de la del resto de la casa»

El paracetamol hizo desaparecer la fiebre y con ella cualquier otro síntoma. «Me siento bien. No tengo ningún dolor pero sigo agobiada. Tengo una carga viral que es contagiosa. Pedí que le hicieran la prueba a mis hijos pero si no hay fiebre no la hacen y además me informaron de que jóvenes y adolescentes son asintomáticos». Su experiencia confirma la importancia de mantener el aislamiento. «Tengo vecinos mayores y entiendo la preocupación general. Por eso sigo a rajatabla todas las indicaciones que me dieron».

Aunque al principio no tenía ánimo para comentar su situación, poco a poco su entorno se va enterando de su positivo en coronavirus. Unos amigos le llevaron una televisión para su habitación. «No tenía. La dejaron en la puerta. No se vieron ni con los niños, pero se lo agradezco mucho». También sus vecinos utilizan el whatsapp para trasmitirle ánimo.

Ana María apela al sentido de la responsabilidad general para solicitar a la gente que se quede en casa. «Pueden estar contagiados y no saberlo, porque los síntomas en personas jóvenes con poca carga viral son inapreciables. El riesgo está en transmitir esta enfermedad».