«Las clientas me dicen: 'Olé tú por cerrar dos tardes para conciliar'»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

Nanda Castro, autónoma, cierra su tienda los lunes y los jueves por las tardes para estar con su hija. Y no lo oculta

03 jul 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

Nanda Castro, comerciante pontevedresa, podía tener una vida muy distinta que la que tiene. Licenciada en Ciencias del Mar, hace años fue responsable de calidad en una empresa de alimentación en A Pobra do Caramiñal. Iba y venía todos los días desde Pontevedra hasta ese municipio de la comarca coruñesa de Barbanza. Trabajaba las horas que hiciese falta, se quedaba de madrugada cuando era necesario y ganaba más del triple que ahora. Pero un día decidió que necesitaba parar. Simplemente, tomarse un respiro en esa frenética laboral. Tras ese paréntesis, podría haber vuelto a su sector. Y, seguramente, le iría muy bien. Pero en ese impás le ocurrieron dos cosas que, afortunadamente, pusieron patas arriba su existencia. Primero, en el 2013, abrió una tienda de cosmética natural llamada Pontejabón en la calle Marquesa, en Pontevedra. Y, segundo y más importante aún, tuvo una hija. Entonces, se dio cuenta que su negocio, además de apasionarle, le permitía conjugar el verbo más difícil del mundo: conciliar. Tal cual. Nanda, desde una tienda, concilia. ¿Cómo? Pasen y lean.

Nanda señala que fue madre «de forma muy consciente». Se cogió la baja maternal y, luego, decidió que no quería pasarse los días sin ver apenas a su hija. Así que contrataba a una persona para que, dos veces por semana, se quedara en el negocio por las tardes mientras ella estaba con la pequeña. Señala que, económicamente, «no compensaba ni de lejos». Pasó el tiempo y a veces le era difícil contratar a una persona para quedarse en solitario al frente de la tienda. Así que una idea le empezó a asomar por la cabeza: «Medité mucho sobre la posibilidad de no coger a nadie más y cerrar dos tardes para estar con mi hija. Las otras tardes está con mi madre o con una tía, pero yo quería dos para mí», indica.

Finalmente, en el mes de noviembre se atrevió a dar el paso. Colgó un vídeo en el Facebook de la tienda en el que le contaba a su clientela que tras mucho pensárselo cambiaba de horario y cerraría los lunes y jueves por las tardes. Y explicaba los motivos: «Necesito conciliar», pregonaba. Nanda dice que confiaba mucho en su clientela, formada sobre todo por conocidas y amigas que tienen su teléfono y que en caso de necesidad la llaman, pero no se esperaba que la reacción general fuese tan buena: «Las clientas me dicen: olé tú por cerrar dos tardes para conciliar. Me apoyan mucho. Estoy muy feliz», enfatiza.

Nanda agradece la complicidad de la clientela y también el apoyo que le dan los comerciantes que están en su misma calle, Marquesa. No en vano, se brindan a recogerle paquetes, al igual que también lo hace ella cuando ellos terminan su horario.

Está dispuesta a seguir haciendo bandera de la conciliación desde su condición de autónoma. Estos carnavales se atrevió a cerrar dos días laborables enteros para estar con su hija. Y tampoco lo ocultó. Todo al contrario, puso un cartel grande en el que indicaba que cerraba por «una razón de peso» y al lado una foto de espaldas de su pequeña jugando en el parque. Si se le pregunta si se le pasó por la cabeza traerse a la niña a la tienda, lo tiene claro: «Para mí no es el lugar adecuado. Si puedo evitarlo, lo prefiero así», remacha.