Muerte de un ladrón famoso (a su pesar)

PONTEVEDRA CIUDAD

El autor del robo de la Cámara Santa, antes de entrar al juicio en Oviedo, en el año 1978
El autor del robo de la Cámara Santa, antes de entrar al juicio en Oviedo, en el año 1978

Crónica negra del autor del robo de las joyas de la Catedral de Oviedo, que salió pocas veces de la cárcel y murió preso en 2012

10 feb 2020 . Actualizado a las 09:12 h.

«Pido perdón a los asturianos porque no sabía lo que hacía, pero no comprendo por qué a mí me piden 30 años de cárcel por haber robado aquí y en Zamora, cuando los implicados en Matesa y en tantos otros casos están en libertad.» Fue la declaración final del gallego José Domínguez Saavedra en el juicio por el robo, el 9 de agosto de 1977, de las reliquias de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Domínguez pasará prácticamente su vida en prisión, donde morirá en 2012.

Domínguez, natural de Poio (Pontevedra) tiene apenas 19 años pero ya ha pasado en varias ocasiones por reformatorio y cárcel, y ahora se enfrenta a una pena casi tan larga como su propia vida: 18 años de cárcel pide el fiscal. Antonio Masip, entonces un abogado de 31 años y que años más tarde será consejero y alcalde de Oviedo, asume la defensa.

El fiscal justifica como agravantes del delito la nocturnidad, la doble reincidencia y el lugar del acto por estar dedicado al culto. En este último punto, recuerda Antonio Masip, su defensa consiguió anular el agravante dado que la Cámara Santa no se usaba en realidad para culto y además se cobraba entrada, por lo que podía considerarse un museo. De poco sirvió.

Masip no niega que Domínguez fuera uno de los tres ladrones de la Cámara Santa, el mismo autor lo reconoce. Pero insiste hoy en que «los hechos probados y la sentencia no tiene nada que ver». De hecho, ese verano de 1977 se produjeron más robos en iglesias con varios sospechosos.

Todo el sumario «estaba hecho una llaceria», afirma Masip. Para él, la entrega de Domínguez, que había sido detenido en Portugal, fue ilegal; se omitieron testimonios como el del taxista que trasladó a los ladrones a Gijon; la traducción del portugués de la declaración de Domínguez no era válida…

Recomposición de la Cruz de los Ángeles antes de ser restaurada
Recomposición de la Cruz de los Ángeles antes de ser restaurada

Finalmente fue condenado a 18 años de cárcel y pasó a la antigua cárcel Modelo (hoy Archivo Histórico), donde Masip volvió a defenderlo más tarde al verse implicado en un motín. Pero esa es otra historia.

Domínguez Saavedra que era natural de Poio (Pontevedra) pasó diez años entre rejas. No eran los primeros y no serían los últimos. Salió en 1987, con 29 años de edad. Hasta entonces sólo había sido un ladrón, pero la cosa pasó a mayores.

Tres semanas después de salir, Domínguez, su novia y otros tres amigos conocen en el pub Cervantes de O Grove a dos portugueses, Miguel Bernardo García de Oliveira y Augusto Souza Franco. Estos ofrecen bisutería barata que quieren hacer pasar por joyas de oro. Los gallegos planean apropiarse de la mercancía, hacen creer a los vendedores que van a ir a buscar 100.000 pesetas a Pontevedra.

De camino, Domínguez cuenta a sus compinches que va a recoger un arma a su domicilio de la calle Ernesto Caballero. Vuelven, amenazan a los portugueses con la pistola pero estos dicen que no tienen joyas, solo bisutería.

Entonces el ladrón y sus amigos atan a Oliveira y Souza y los llevan a las proximidades de la estación de bombeo de Monte Porreiro para interrogarlos. Al llegar allí, como los portugueses seguían insistiendo en que no tenían joyas, Saavedra los hace descender del vehículo diciéndoles que los iba a dejar desnudos en el monte. Se siente estafado. A sangre fría, obliga a sus víctimas a tumbarse en el suelo y les dispara en la cabeza. Mueren en el acto. Luego, él y los demás se reparten una bisutería cuyo valor no superaba las 8.000 pesetas. Era la madrugada del 8 de febrero de 1987.

Por este doble crimen de Monte Porreiro, el protagonista del robo de la Catedral de Oviedo vuelve a ser detenido y recibe una larga condena. Cien años de cárcel sumaron los cuatro implicados; la mayor condena para José Domínguez Saavedra por ser el autor material.

La pista se pierde un poco entre 1987 y 2005; presumiblemente pasa la mayor parte de 18 años en prisión. En noviembre de 2005 está libre, pero por poco tiempo. En la mañana del 23 de noviembre de 2005, según recoge la resolución judicial, él y un colega, Gabriel Boullosa, entran en las oficinas de Caixanova en la avenida de Vigo de Pontevedra con el rostro tapado y armados con una pistola y un cuchillo.

Amenazan a los empleados y consiguen un botín de aproximadamente tres mil euros. Huyen en un coche, pero poco tiempo después son detenidos, juzgados y condenados en diciembre de 2006; Domínguez a cinco años de prisión y Boullosa a cuatro años. Al primero se le aplica la agravante de reincidencia. Y de qué modo. Domínguez es implicado en otro robo por las mismas fechas a un banco en Sanxenxo, donde se hizo con 35.000 euros.

Seguramente salió y reincidió. De otra manera no es difícil explicar cómo en el año 2012 el ladrón y asesino está recluido en la prisión de A Lama, Pontevedra, de donde ya nunca saldrá. Según una asociación de familiares de presos y otro testimonio, el 10 de mayo de ese año, José Domínguez Saavedra se encuentra repentinamente mal por causas desconocidas. Acude a la enfermería y allí termina su largo, oscuro y maltrecho trayecto. Tenía 54 años de edad.