«Animo a la gente a que lea, yo quiero rivales», bromea Jorge Antonio López Aguilar, el usuario de la biblioteca de Pontevedra que más préstamos tuvo en un año
04 feb 2020 . Actualizado a las 16:01 h.
Jorge Antonio López Aguilar no tiene rival. Es difícil igualarlo. Acude con frecuencia a la biblioteca de Pontevedra y cada noche se refugia en la lectura más de dos horas. Puede decirse que no hay libro que se le resista. Su ficha registró el pasado año 484 préstamos, pero no son los únicos que pasan por sus manos. También es asiduo de las librerías. «Ya me conocen, si paso por delante de ellas, entro y veo lo que tienen, me aconsejo con las libreras y con las bibliotecarias», explica este argentino jubilado, que donde se siente como en casa es en cualquiera de las salas de una biblioteca.
Su relación con ellas empezó cuando llegó a España. Antes no había entrado en ninguna en su Buenos Aires natal. Al aterrizar en Galicia, empezó a frecuentar la de Vigo. «Trabajaba en el casco vello y estaba cerca, estaba muy interesado en el barrio y en los orígenes, buscaba esas raíces y me identifique mucho con la zona», explica Jorge Antonio, que desde que en 1992 cruzó por primera vez la Fundación Penzol convirtió las bibliotecas en su segunda casa. Ahora es asiduo de la de Pontevedra. Le conocen por el nombre y cuando una de las trabajadoras le da la cifra exacto de los libros prestados, se le escapa un «qué barbaridad, ¡casi 500!». Sin duda es una cifra tan alta que sale a más de uno al día, pero eso sí, él puntualiza «algunos son para consultar».
Abierto a todo
Pero alguien que lee tanto, ¿qué demanda? No hace ascos a nada. Novela, ensayo, literatura infantil, clásicos, libros de historia, cómic o poesía, todo tiene cabida en su cabeza y lo que no, lo lleva apuntado en una pequeña libreta para no olvidarse de cuál va a ser el siguiente. Lee varios al mismo tiempo. Y sigue al pie de la letra lo que decía Borges. «Si no me gusta, lo dejo o lo intento en otro momento, a veces no estamos receptivos y siempre hay que dar una segunda oportunidad», comenta Jorge Antonio. Estos días está enfrascado en Harún y el mar de las historias, de Salman Rusdhie. «Es una pequeña maravilla, es como volver a una historia infantil, pero para adultos», explica entusiasmado. Apenas acaba de contar con pasión esta lectura, cuando recuerda otra novela reciente que lo ha conquistado. El oficinista, de su compatriota Guillermo Saccomanno, le cautivo. Estos son los que están en cabeza, pero al otro lado tiene un par de ellos, que le da reparo reconocer que acabaron de conquistarlo. El Ulises, de James Joyce, y En busca del tiempo perdido, de Marcel Porust, se le atragantaron y aún no ha podido digerirlos. Pero si tuviese que salvar alguno de la quema, sería «sin lugar a dudas Los Miserables, de Víctor Hugo». Lo ha leído cinco o seis veces y está dispuesto a volver a hacerlo. También disfruta de la literatura gallega y con la experiencia asegura que prefiere la forma de escribir de las mujeres. "Los personajes de ellas los descibren con los sentimientos y ellos le dan forma por los hechos", recalca.