El Gran Montecelo hace de primogénito

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

El ejemplo de Pontevedra ayuda a la solución del nuevo Chuac. Mientras, los comuneros de Mourente han puesto ya la cuenta atrás

02 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En muchas familias ha sido siempre el primogénito el que rompió barreras y desbrozó el camino que luego siguieron sus hermanos pequeños. Sin la cuarta parte de la presión que aguantamos los mayores, para disfrutar de los permisos para salir, trasnochar, viajar y demás que antes con sufrimiento, conquistamos otros. En la historia reciente de la planificación sanitaria pública de Galicia, la ciudad de Pontevedra ha sido ese primogénito.

Se ha llevado unas cuantas cachetadas y sufrido diversos castigos hasta acumular décadas de retraso en la mejora de la atención hospitalaria. A cambio, la ciudad del Lérez ha sido la que ha desbrozado el camino a otras urbes para vencer la terca oposición de los sucesivos responsables sanitarios de la Xunta de Galicia. En el caso de la Boa Vila, fueron necesarios más de 20 años para conseguir que se apostase por la solución más lógica para la mejora de los equipamientos sanitarios. Desde luego, bastante más razonable que construir un nuevo mega hospital en tierra de nadie, teniendo que dotarlo de todas las infraestructuras y entregando a la explotación de empresas privadas lo que debe ser inversión, gestión y planificación públicas.

El camino de Pontevedra

El camino que hizo Pontevedra ha simplificado lo que han tenido que atravesar otras ciudades gallegas. Lo acabamos de comprobar con A Coruña con la presentación del nuevo Chuac. Nosotros pasamos por los vaivenes de los sucesivos proyectos que presentaron a bombo y platillo los gobiernos que estuvieron al frente de la Xunta: el bipartito PSOE-BNG en 2005; el gobierno de Núñez Feijoo en 2010 bajo el influjo de Telmo Martín y, finalmente, de nuevo la Xunta de Feijoo con el nuevo enfoque propiciado por el conselleiro Vázquez Almuiña desde 2016. Es decir: de la pretérita IV Fase de Montecelo al utópico nuevo hospital en Monte Carrasco hasta desembocar en el actual Gran Montecelo.

En A Coruña también llegó a sopesarse hacer un nuevo hospital desde los cimientos aprovechando el terreno de la fábrica de armas, pero al final imperó el principio de sensatez y de pragmatismo. El nuevo Chuac se construirá al lado del actual. Un planteamiento que sería impensable si antes no hubiera ocurrido el Gran Montecelo, cuya fórmula se termina calcando para la ciudad herculina.

Dinero y gestión pública

Sin duda que también los errores y la polémica que rodearon la construcción y puesta en funcionamiento del hospital Alvaro Cunqueiro, ayudó a que el Sergas desistiese de seguir con más experimentos con gaseosa. El tremendo desgaste que sufrió la anterior conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, con su gestión errática que llegó a sacar a 100.000 personas en manifestación por las calles de Vigo, forzó a Feijoo a cesarla y poner a Jesús Vázquez Almuiña para dar el volantazo en la gestión sanitaria que nos ha traído hasta aquí. Desde que él está al frente ha habido -al menos aparentemente- un arrepentimiento de la actual Xunta por sus devaneos con fórmulas mixtas público-privada de construir y explotar los hospitales de la Seguridad Social que nos había llevado a inventos como el del Cunqueiro.

Tanto para construir el Gran Montecelo como con el nuevo Chuac, Feijoo ha prometido 140 y 395 millones de euros, respectivamente, de fondos públicos. Seguro que el próximo domingo 9, se lo van a recordar al presidente de la Xunta los miles de participantes que se aguardan en la manifestación en defensa de la sanidad pública que ha reunido numerosos apoyos, entre ellos, el del Concello de Pontevedra, dispuesto a defender la sanidad.

Primera piedra con permiso

Alberto Núñez Feijoo está a punto de anunciar que se presentará para un cuarto mandato como presidente de la Xunta y que lo hará encabezando nuevamente la lista del PP por Pontevedra. Y, para su carrera electoral, el candidato tiene preestablecidas varias fotos. Una de ellas la colocación de la primera piedra del Gran Montecelo. Según las previsiones del propio interesado, es una imagen que debería ocurrir a mediados de este año.

La tramitación de un proyecto como este es muy farragosa. El proceso de contratación de las obras es la ocupación principal. Hoy en día se trabaja con la previsión de que en 2021 ya se verán los primeros avances en la edificación aunque el proyecto no estará finalizado hasta 2024.

La Xunta ha blindado el emprendimiento con la declaración de interés supramunicipal y paralelamente negoció y pagó en noviembre casi 4 millones de euros en expropiaciones. Los propietarios de cinco casas, otros tantos negocios y quince parcelas tienen hasta final de este mes de febrero para desalojar.

Pero queda una variable por resolver: la Comunidad de Montes de Mourente exige un canon por la ocupación de los terrenos en los que está asentado el actual hospital de Montecelo en cumplimiento del pleito sobre la titularidad de los mismos que ganaron con la sentencia del Supremo del 31 de julio del año 2018. Y acaban de dar un ultimátum a la Xunta para que se siente a la mesa a negociar una contraprestación económica. En caso contrario, se van a los tribunales y amenazan con entorpecer el inicio de las obras de ampliación.

¿Podrían dejar a Feijóo sin su deseada foto? ¿O habrá antes un acuerdo acerca del canon que piden los comuneros?