El gobierno local le pone «deberes» a Pedro Sánchez: el edificio de Hacienda

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

S.B.

Lores solicita ya una entrevista al nuevo presidente para tratar «a axenda Pontevedra»

08 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ilusionados e esperanzados». Así se encuentran los integrantes del gobierno bipartito local (BNG-PSOE) ante la nueva etapa que se abrió ayer en la política nacional con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España. Los nacionalistas, por el acuerdo de investidura pactado entre el PSOE y el BNG, que la portavoz del gobierno local, Anabel Gulías, tildó de «responsable e útil». Y los socialistas, obviamente, por la eliminación de la coletilla «en funciones» de un Ejecutivo liderado por Sánchez.

Gulías hizo como portavoz del gobierno local una doble valoración. Por una parte, del acuerdo de investidura, del que afirmó que «mostra que existe un compromiso con Galicia e que dentro del hai unha axenda Pontevedra». Recordó que «por primeira vez» un Gobierno del Estado «recoñece que Ence está mal ubicada e que corresponde un traslado», o que se incluyó en el acuerdo una mención expresa a la reforma del nudo de bomberos, además de instar la rebaja de los peajes de la AP-9 o la transferencia de la autopista a la Xunta.

Pero el gobierno local de Pontevedra no se contentará con estos compromisos reflejados en acuerdo PSOE-BNG.

«Alto nivel de esixencia»

En la segunda parte de su valoración, Anabel Gulías puso en énfasis que «o goberno local de Pontevedra vai manter un alto nivel de esixencia» con el nuevo Ejecutivo. Una vez consumada la investidura de Pedro Sánchez, el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), enviará un escrito felicitando al nuevo presidente -como ha hecho con los anteriores-, al tiempo que solicitará una entrevista «para tratar esa axenda Pontevedra que ten que estar moi presente». Gulías recordó, sin ir más lejos, que «quedan por pactar os Orzamentos».

Y en esa «axenda Pontevedra» el gobierno local espera que se reflejen «cuestións que veñen de lonxe». Como el impulso definitivo a la circunvalación, un proyecto que para el bipartito está «falto de ritmo» y para el que se exigirá un compromiso firme en forma de presupuesto para completarlo.

O que el Gobierno central se avenga a hablar del futuro del edificio de Hacienda «e quede garantido o seu uso público». Para Anabel Gulías, se trata de un inmueble «básico para Pontevedra dende o punto de vista patrimonial e polo seu enclave», de ahí que se pretende «recuperar o debate» sobre su futuro, máxime después de que desde Madrid se pusiera en venta hace unos años.

El Concello de Pontevedra también espera arrancar del Gobierno central un compromiso de financiación para el proyecto de rehabilitación de los edificios centrales del Museo, para los que la Diputación contempla su ampliación creando espacios subterráneos que comuniquen los edificios García Flórez, Castro Monteagudo y Fernández López.

El precedente de Rajoy y la visita oficial que nunca llegó

La misiva que enviará el alcalde de Pontevedra al presidente del Gobierno felicitándole por su investidura no es inédita. Fernández Lores acostumbra a utilizar esta fórmula tanto a nivel estatal como autonómico.

Uno de los últimos precedentes fue con la elección de Mariano Rajoy (PP) como presidente del Gobierno en enero del 2012, al poco de la llegada del pontevedrés a Moncloa. Precisamente, Lores aprovechó la vinculación de Rajoy con Pontevedra para invitar formalmente al nuevo presidente a visitar de manera oficial el Concello.

Y Rajoy respondió favorablemente a la invitación a través de su entonces jefe de gabinete, Jorge Moragas: «Acuso recibo de la carta que envía al presidente del Gobierno invitándole a visitar oficialmente Pontevedra e intercambiar puntos de vista sobre el futuro de la ciudad (...) -escribió Moragas al alcalde-. En relación con su solicitud, le comunico que tomamos nota en el gabinete del presidente, al objeto de buscar el momento más adecuado para realizarla».

Sin embargo, pese a que Rajoy permaneció casi ocho años al frente del Ejecutivo y durante ese tiempo estuvo en Pontevedra en múltiples ocasiones, nunca llegó a visitar oficialmente el Concello.

Y en febrero del 2016, tras la prórroga concedida a Ence, Rajoy fue declarado «persona non grata» por el pleno, lo que acabó de dinamitar por completo las relaciones, ya inexistentes, entre el alcalde de Pontevedra y el presidente del Gobierno.