Los cacos se ceban con las bicis en Pontevedra

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

En aparcamientos como el de la plaza de España hay constancia de al menos seis sustracciones

28 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás no puede hablarse de una oleada de robos de bicicletas en Pontevedra. Pero, tal y como denuncian los usuarios, sí hay un goteo continuo de sustracciones que enfada mucho a quienes utilizan este transporte sostenible. Desaparecen bicicletas, pese a estar con el candado, de la vía pública, tanto de los estacionamientos propios para ellas, los de los aros de metal, como de otros lugares donde los dueños las dejaron amarradas, sean señales o árboles. Y los cacos actúan también en los garajes y trasteros. Es más, parece que los robos en desvanes tienen casi siempre como objetivo las bicicletas de alta gama que se guardan en ellas. Algunas bicis aparecen al poco tiempo -muchas veces en controles de tráfico, por ejemplo,- y otras, según apuntan distintas fuentes, acaban desguazadas y vendidas por piezas, así que es imposible seguirles la pista.

De los robos de bicis en Pontevedra se habla sobremanera en las redes sociales. Y fue ahí donde el concejal del PSOE pontevedrés Iván Puentes contó, el jueves por la noche, que acababa de ser víctima de los cacos. Puentes, usuario habitual de este transporte, dejó la bicicleta aparcada en un sitio bien visible, en los aparcamientos para bicis que hay junto a la casa consistorial. Lo hizo sobre las 21.30, a una hora en la que la terraza de un bar pegado al estacionamiento estaba llena de clientes. Pero todo ello no amilanó a los cacos. Visto y no visto, se llevaron la bicicleta con la silla en la que suele llevar a su hijo incluida. El edil colgó fotos de la bici en cuestión y pidió que, si alguien la ve, dé el aviso. Pero por ahora nada supo.

Se da la circunstancia de que otra de sus compañeras, la también concejala socialista Paloma Castro, también fue víctima de los robos de bicicletas hace pocos días. En su caso, la tenía aparcada en el garaje de casa, en pleno centro de Pontevedra. Estaba con candado. Pero eso tampoco fue problema para los cacos. «Tenía un candado de estos que se rompen fácil y se la llevaron. La verdad es que me dio pena porque era una bici muy característica, antigua, que no tenía ni siquiera marchas y pesaba un montón. Era de color lila, tenía su cestita, era de estilo californiano.... Fue un regalo de mi cuñada, que se la habían traído de fuera. Y yo llevaba usándola muchos años», cuenta Paloma Castro. Los ladrones, como suele ser habitual, se llevaron la sillita infantil que acompañaba a la bici. Tampoco supo nada de ella.

Al menos seis en el mismo sitio

Desde Pedaladas, el colectivo ciclista de Pontevedra, reconocen que sí que se roban algunas bicis e indican que de lugares como el estacionamiento junto a la casa consistorial tienen constancia «de polo menos seis casos». E indican que otro de los lugares frecuentes de hurto es el campus. Aún así, señalan que las cosas están muchísimo peor en otras ciudades españolas. Creen que lo que ocurre en Pontevedra es que se le ponen las cosas demasiado fáciles a los cacos. ¿Por qué? Porque hay muchas bicis sin candados y otras que, aunque lo tienen, se trata de dispositivos muy fáciles de arrancar, «que se cortan cun alicate». Recomiendan utilizar candados en forma de U o también otros de planchas metálicas plegables para intentar que resistan un poco mejor.

Aún así, con candados seguros, habrá que seguir igualmente ojo avizor. Porque, según explican distintos ciclistas, a veces aparecen bicis sin sillines o ruedas. Se supone que las intentaron robar y no pudieron se llevaron alguna de sus piezas para poder venderlas o usarlas igualmente. «Aquí a veces entra gente a preguntarnos si vimos si alguien le andaba en la bici o se la llevaba, porque la dejó aparcada en los aros y en poco tiempo se quedó sin ella», cuenta un hostelero de la zona monumental.