«Que nos dieran esta casa fue una lotería»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

La del 2015 no fue una Navidad cualquiera para 132 familias de Pontevedra; Papá Noel se adelantó y el 15 de diciembre les entregó sus viviendas sociales. Lo recuerdan con emoción

22 dic 2019 . Actualizado a las 14:38 h.

El artículo 47 de la Constitución Española no puede decirlo más claro: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho». ¿Se cumple? En demasiadas ocasiones no. Pero a veces sí. Ocurrió el 16 de diciembre del 2015 en Pontevedra. Ese día, la Xunta entregó las llaves viviendas sociales de Valdecorvos a 132 familias. Eran aquellos unos pisos dignos, pero desnudos y vacíos. Ahora son viviendas con calor de hogar. Y, aunque hay quejas por cuestiones como la elevada factura de la comunidad, a nada que se pregunte, las familias lo tienen claro: «Que nos dieran esta casa fue una lotería», se oye decir.

Entrar en casa de Francisco y Cecilia, que viven en régimen de alquiler social en Valdecorvos, es hacerlo en un hogar preñado de Navidad. «Teño máis adornos e luces que Caballero», bromea Francisco. Él fue trabajador del mar y ella hace alguna que otra hora en la limpieza. No tienen duda de lo que les supuso pasar de un alquiler convencional a un piso de promoción pública: «Nos cambió la vida completamente. Pasamos de pagar unos 400 euros de alquiler a menos de 100. Es cierto que pagamos IBI y que la comunidad no es baja, pero merece la pena. La verdad es que cuando nos dieron el piso no nos lo podíamos creer, ya que nos habíamos apuntado años antes... la espera fue tan larga que casi ya no contábamos con poder vivir aquí algún día», dice Cecilia.

¿Opción de compra?

Llevan desde el 2015 en Valdecorvos y creen que cuando pasen diez años tendrán opción de compra. Pero, de momento, no piensan a largo plazo: «Lo importante es ir poco a poco pagando el alquiler», manifiestan ambos en ese hogar con tanta luz como la que destilan sus miradas.

Dos pisos más abajo que ellos viven Isabel y Diego, un matrimonio que hace 17 años dejó Argentina para buscar porvenir en Galicia. Él logró emplearse de camionero, pero cotizó pocos años en España antes de jubilarse, así que la pensión española es de 310 euros. Tiene una paga argentina, pero con el cambio de moneda la cuantía es mínima. Su estancia en Pontevedra fue de supervivencia pura y dura. Y en esas estaban cuando, un buen día, se anotaron para optar a una vivienda social. Pasaron años y, cuando ya casi ni se acordaban de aquello, les adjudicaron el piso en el que ahora residen en Valdecorvos. «Y sí, fue como una lotería. Y claro que nos cambió la vida porque el alquiler es mucho más asequible», afirma Diego. Ellos también se quejan del precio de la comunidad o de pagar el IBI, pero el balance que hacen es positivo. «No nos quejamos», espetan.

En el ascensor, suben y bajan vecinos que se quejan del precio de la comunidad, que en algunos casos se acerca al del alquiler. E insisten en que es injusto que los inquilinos paguen el IBI. Pero, aún así, no falta quien ponga en valor lo que tienen: «Son pisos maravillosos y hemos tenido suerte, otros desearían vivir aquí», manifiesta una mujer.