Dos años de prisión para las tres responsables penales del incendio en Comercial Vilanova en el que un operario perdió la vida

Ana Barcala PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

La madre del fallecido: «Quedamos completamente solos»

04 dic 2019 . Actualizado a las 13:50 h.

Un acuerdo entre las partes ha fijado en dos años de prisión la pena para las tres personas con responsabilidades penales en un incendio ocurrido en marzo de 2012 en una fábrica de puertas situada en Curro (Barro) y que saldó con un trabajador fallecido y otros tres heridos de diferente consideración. La vista se celebró en el juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra y fijó la condena a dos años de cárcel para las dos propietarias de la empresa, Comercial Vilanova, y la encargada de la empresa de riesgos laborales.

El juicio, que continuará hasta el lunes, se centra ahora en dirimir la responsabilidad civil y fijar las indemnizaciones que percibirá cada uno de los damnificados.

El trabajador falleció al tener que arrojarse a la calle desde el segundo piso de la nave situado a unos 10 metros de altura ya que el fuego bloqueaba la única salida y no estaban señalizadas ni diseñadas salidas de emergencia, según el escrito de la Fiscalía, que recoge también que el fallecido carecía de contrato al estar de baja temporal cuando se produjeron los hechos.

En la sesión de esta mañana prestó declaración la madre del joven de 34 años fallecido. Visiblemente emocionada la mujer relató que la ausencia de su hijo les dejó, a ella y a su marido, «completamente solos». Recordó que el joven era el soporte de la unidad familiar, «encargábase de facer a compra, de levar ao seu pai ao médico e de facer todos os traballos necesarios na casa».

También testificó José Carlos Sabariz, uno de los trabajadores con mayores secuelas. Siete años después del suceso continúa a tratamiento psicológico y psiquiátrico, que junto a la merma de sus condiciones físicas dificulta su inserción laboral. «Estou apuntado no INEM e chamáronme para dúas entrevistas de traballo, pero ao verme co bastón rexeitánme», explicó a preguntas de su abogado.

Al igual que el fallecido, se vio obligado a saltar desde una altura de 10 metros para huir del fuego, lo que le provocó lesiones de consideración que le hicieron renunciar a su pasión, la bicicleta de montaña, y que le impiden atender el huerto y los viñedos en su casa. «Non podo estar moito tempo sentado, pero tampouco camiñar moito tempo. Eu comprendo que teño moitas limitacións, pero faime moito dano que unha empresa me chame e despois non me contraten. Faime sentir moi mal».

Testificó también su esposa, que indicó que el carácter de su marido «cambiou totalmente tralo accidente. Agora sempre está de mal humor». La situación económica derivada de la imposibilidad de trabajar de José Carlos Sabariz influyó también en el estilo de vida de la pareja. «Agora xa nunca saímos, nin imos de vacacións. Non temos ganas de nada», explicó.