Pontevedra implanta la zona 10 para «todo tipo de vehículos»

Serxio Barral Álvarez
S. Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

Las primeras señales del nuevo máximo de velocidad están ya en las calles

24 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Decenas de calles del casco urbano de Pontevedra tienen desde ayer la velocidad limitada a 10 kilómetros por hora. Se trata de una medida que afecta exclusivamente a calles en las que conviven peatones y tráfico. Es decir, aquellas que son de plataforma única y no segregan a los peatones por las aceras. Se trata de un diseño que se ha venido implantando en la ciudad en las dos últimas décadas y que han llevado a Pontevedra a convertirse en un referente internacional en materia de seguridad viaria, con premios en Europa, América y Asia.

Si hace unos años la ciudad del Lérez ya fue pioners en España al implantar la «zona 30» en todos los viales de competencia municipal —ya furan urbanos o en el ámbito rural— ahora se da una vuelta de tuerca más en aras no ya de buscar más seguridad sino de «incrementar a sensaciónde seguridade nas rúas», un hecho que el concejal de Mobilidade, Demetrio Gómez Xunqueira (BNG), considera «fundamental para favorecer a autonomía dos nenos e as nenas».

Ayer mismo se procedió al cambio de señalización en los accesos al centro histórico para delimitar esa velocidad máxima a 10 kilómetros por hora. Un ámbito que ya fue objeto, en 1999, de la primera medida de la transformación urbana de Pontevedra al restringirse el acceso de vehículos y el estacionamiento. También se aplica en calles del centro urbano que han sido recientemente trasformadas en plataforma única y que forman parte del trazado del Camino Portugués a Santiago.

En todas estas zonas se autoriza el acceso de vehículos, la carga y descarga con limitación horaria y el estacionamiento de servicios, pero no se podrá circular en ningún momento del día a más de 10 kilómetros hora.

Una de las novedades que acarrea esta nueva normativa municipal es que afecta «a todo tipo de vehículos». Es decir, a turismos, motos, furgonetas y camiones, pero también a bicicletas y vehículos de movilidad perosnal, como patinetes eléctricos.

Todo con el objetivo de cuidar más a los peatones en una ciudad en la que estos han ido reconquistando en las dos últimas décadas espacios que estaban restringidos a los vehículos a motor.