«Quiero aparcar un poco la vela, iré a Mallorca a estudiar Medicina»

C. Pereiro

PONTEVEDRA CIUDAD

MARTINA MISER

El pontevedrés ha logrado en pocos años un currículo de vértigo gracias a la tenacidad y el esfuerzo diario

04 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Al comienzo de la temporada, tanto Pedro Ameneiro (Pontevedra, 2001) como Martín Wizner (Vigo, 2001) apuntaban maneras al subirse a lo más alto del podio de la Copa de España tanto en la categoría absoluta como en la sub-19 de vela. Este mismo fin de semana, conseguían el bronce en campeonato de Europa júnior, pero es que hace apenas dos semanas, conseguían en Vilamoura

el Mundial absoluto de la clase

420. Sereno, meticuloso y agradable, el pontevedrés desgrana las claves y el futuro que le aguarda por delante.

-¿Cuánto le ha costado ser campeón del mundo?

-Ha costado bastante. Es una realidad que llevábamos mucho tiempo trabajando, un objetivo que ya el año pasado estaba ahí pero no se pudo, y este hemos hecho aún más sacrificios y al final salió.

-Todo ello, manteniendo sus estudios de Bachillerato y sacando adelante su vida personal. Esfuerzo doble y bestial para una persona de dieciocho años.

-[Rie] Sí, claro. Ves a tus amigos que salen, tú entrenas... Este 2019 año un tanto difícil, además, porque falleció mi abuelo a principios de año, y a mí me pilló entrenando, una semana vital para el Mundial y...

-El espectáculo debe continuar, ¿no? Que dice la canción.

-Claro, exacto. Te guste o no es algo que en estos casos tienes que hacer, tirar para adelante, y eso que hay el riesgo de que las cosas no salga bien, o no tengan recompensa. En este caso, creo que tanto Martín como yo hicimos un gran trabajo y estamos muy contentos.

-¿Y ahora? Usted es campeón absoluto del mundo. ¿Qué viene después?

-Esto es la clase juvenil, que digamos funciona de transición a clase olímpica. Ahora, de seguir, debería hacer otra temporada como absoluto pero... no sé.

-Es que el logro ya se ha conseguido. Entiendo que pierda cierta ilusión.

-Exacto, lo suyo sería pasarse a la clase olímpica como Martín o al 470, aunque ya sería mixto para París 2024. Ese es el tema, ¿qué hacer ahora?

-¿No lo sabe?

-Yo quiero estudiar, al menos este año que entra, seguro. Iré a Mallorca a vivir y allí empezaré la carrera de Medicina. Quiero dejar aparcada un poco la vela y centrarme en este camino.

-El pasado fin de semana quedaron terceros, aunque casi se hacen con el título también de subcampeones.

-Empezamos bastante mal, veníamos cansados del Mundial, también tuvimos otra prueba en Polonia, muchos días, mucho estrés y nos pasó factura. No es excusa, pero claro, lo notas.

-En su caso compiten dos contra el mundo. No sé si sufren de alguna presión propia de la situación.

-Para lo bueno y para lo malo. Somos dos y las cosas no siempre salen como uno quiere. De alguna manera uno siempre que mantener la calma aunque el otro se ponga nervioso en algún momento. Es necesario mantener la calma, y decir: ya la hemos cagado, borrón y cuenta nueva, vamos a seguir compitiendo e intentándolo.

-¿Le suele tocar este papel?

-Bueno, sí, pero a veces también al revés. Yo puedo resbalarme, caer y no llegar a tiempo para hacer una acción pero para eso está Martín. Así funciona un equipo. Somos dos, el barco y uno cuida del otro.

-Imagino que casi podrán leerse la mente.

-Llevamos tres años compitiendo juntos. Hemos conseguido medallas, campeonatos... En mi vida habría pensado conseguir tantas cosas, y las ha logrado con él. Empezamos como unos niñatos, recuerdo, en Vilagarcía, nuestra primera regata 420. Quedamos terceros. Fue como: «guau, quizás seamos buenos».