Moraña no fue sinónimo de victoria

C. Pereiro PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Segunda B El conjunto granate buscó este sábado engrasar la maquinaria más que jugar a ganar

27 jul 2019 . Actualizado a las 22:53 h.

Los aficionados que ayer se acercaron hasta Moraña para la histórica triangular del Carneiro ó Espeto tuvieron que esperar a los penaltis entre el Fabril y el Celta B para ver entrar los primeros balones en la red. El primer partido de la tarde demostró una igualdad evidente entre ambas escuadras y se decidió con la pericia del guardameta coruñés.

Llegó el turno del Pontevedra, que debía enfrentarse al perdedor del primer encuentro. Ahora bien, no ejerció como tal sobre el césped morañés, y dominó a una escuadra granate alejada de lo mostrado durante el primer partido de la pretemporada.

A lo largo de los cuarenta y cinco minutos que duró el duelo, los de Luismi apenas fueron peligrosos y no generaron ocasión más que un potente lanzamiento de N’Diaye, que bien pudo haberse colado por la escuadra pero el balón quiso desviarse unos centímetros hacia fuera.

El filial celeste, muchísimo más veloz y en forma que el Pontevedra, aprovechó cada ocasión que se le presentó y logró coger por sorpresa en varias ocasiones a los granates. Un despiste garrafal de Garrido provocó que este le diera un balón regalado a Apeh en el 14, que no falló y metió en la portería defendida por Brian.

Con todo, el guardameta resultó ser providencial en las jugadas venideras, llegando a salvar hasta en dos ocasiones seguidas al equipo del segundo gol, primero en un uno contra uno y luego en un córner bien rematado.

Nada le salía al Pontevedra, que se veía desplazado a una posición complicada y en la que no se siente cómodo, que es la de ir por detrás en el marcador. Así, llegó el segundo, con un golazo de Apeh que se mostró una pieza valiosísima para su equipo.

A punto de finiquitar el partido, los de Luismi se dejaron llevar y esperaron a que se pitara el final del duelo. Muy poco juego, pero aún había una oportunidad más para poder crecer en la tarde de ayer.

Contra el Fabril de Luisito

Desde las vallas del campo, los aficionados del Pontevedra saludaron a un viejo conocido del club, Luisito, que continúa entrenando al Fabril tras llegar durante la pasada temporada al filial del equipo de Riazor.

Con casi todo el equipo cambiado, los hombres de Luismi que estaban en el campo simularon tener ganas en este nuevo duelo de salir a por todas. No obstante, el once distaba bastante de ser una prueba real -igual que el anterior- y parece que el técnico prefirió, simplemente, calentar y engrasar la maquinaria de sus jugadores.

Dicho y hecho, en solo un minuto el Pontevedra se puso por delante en el marcador gracias a un gol de penalti que materializó Álex González gracias al derribo forzado que sufrió Romay. Muchos más ágiles sobre el campo y certeros en defensa, los granates sí fueron en esta ocasión superiores a sus rivales, que se veían más contra las cuerdas.

Bien es cierto que a esta situación no se le pudo dar continuidad durante los 45 minutos. Poco a poco, los dos equipos se fueron desinflando y las ocasiones acabaron de gol fueron sustituidas por la calma y los pases largos, buscando la espalda de la defensa y el error del árbitro en los fueras de juego. Así llegó el gol del Fabril, en una jugada que los futbolistas del Pontevedra creyeron anulada -así levantó toda la defensa los brazos- pero que el linier dio por buena. ¿Resultado? El empate que subía y que quedaría hasta el final. El Celta B se llevaba la triangular.