En 1975, el Casino Mercantil e Industrial de Pontevedra tenía tres mil socios y pujanza suficiente en la ciudad como para acometer una inversión por entonces millonaria (138 millones de pesetas, algo más de 825.000 euros) para construir un complejo deportivo en Mourente. El 15 de junio de aquel año, la Voz daba cuenta de la firma del contrato con una de las empresas más reconocidas de la ciudad, Construcciones José Malvar SL, para acometer las obras.
El periódico describía así el proyecto: «El parque polideportivo del Casino Mercantil se construirá sobre una superficie de 153.000 metros cuadrados de la finca Regueiriña, de propiedad de la propia entidad, y contará con diez pistas de tenis, una piscina olímpica, otra infantil, campo de fútbol, campo de hockey sobre patines, campos de bolos y petanca, campo de balonmano, frontón, campo de tiro con arco, campo de voleibol, gimnasio, boleras, campo de baloncesto, un parque infantil de 3.000 metros cuadrados, zona arbolada, zonas verdes, zona preservada de ruidos y polución a las márgenes del río Lérez, campo de minibasket, 1.500 metros lineales de viales con asfaltado, urbanización total de la propiedad y edificio social».