Aunque lo que de verdad le encantaba era crearse sus propios materiales: «Siendo niña me hacía mis propios libros: cortaba hojas e historias y los pegaba. Me hacía mis propios cuentos ilustrados y participaba en un montón de concursos escolares. Se puede decir que es pura vocación, y de hecho, durante la carrera, no me preocupaba tanto aprobar o sacar buenas notas, sino sacar adelante los trabajos con buena calidad», dice.
Una editorial californiana
Tras dos proyectos en solitario, Los cuentos de la niebla y Una bona amiga, ahora trabaja conjuntamente con un escritor para ilustrar una obra que saldrá, de la mano de una editorial californiana, en inglés. Por el momento es todo lo que puede contar, pero le está gustando el proceso: «Trabajar en pareja es muy enriquecedor, porque se comparten ideas y se aprende el uno del otro. Me gustan los dos formatos».