Hace unos meses Rafael Ceresuela (Zaragoza, 1939) volvía a Pasarón para rememorar la etapa más mágica de su carrera deportiva. Antes de entrar en el estadio aseguraba que desde que se jubiló se dedicaba «a descansar y a querer a su mujer». El histórico delantero del Hai que Roelo falleció este domingo en Pontevedra, donde vivía desde que su corazón se tiñó de granate y convirtió a este zaragozano en un pontevedrés más.
Padre de seis hijos y orgulloso abuelo de 14 nietos, el autor del famoso «gol do allo» todavía, a sus 80 años, recibía el reconocimiento de los vecinos de la ciudad por su gesta futbolística. Eran muchos los que cada día le paraban por la Alameda para recordarle las tardes de gloria que había dado en el viejo Pasarón. Ese histórico gol al Celta en la temporada 1962/63 dio al Pontevedra el ascenso a Primera División y marcó una época imborrable en la casa granate. Su nombre se instaló para siempre en la memoria colectiva. El éxito que vivió en su juventud lo tenía grabado en su retina. Era capaz de cantar del tirón la alineación que les hizo grandes. «Todo lo que recuerdo es maravilloso, estábamos bien considerados y éramos felices», recordaba Ceresuela a La Voz de Galicia el pasado 3 de diciembre.
Goles para el recuerdo
Además del mítico gol del ascenso, también guardaba en la memoria el primer 1-0 al Real Madrid en Pasarón con un tanto suyo. Disfrutaba hablando del pasado, pero después de colgar las botas ya no le interesaba tanto el fútbol. Reconocía que se había plagado de una enorme «insensatez», frente a lo que fuera un deporte «familiar y positivo» cuando él era un astro. Se retiró del fútbol y formó su compañía de seguros donde trabajó hasta que la jubilación. Sabía como estaba el Pontevedra actual, pero reconocía que le daba cierta pena ver que ahora los rivales fuesen equipos como el Rápido de Bouzas o el Coruxo cuando Ceresuela vio jugar en el viejo Pasarón a clubes como el Barcelona, Atlético de Madrid o Barcelona.
Seis años en el club
Rafael Ceresuela estuvo seis temporadas en el Pontevedra, en el que como él decía «estaba bien considerado y feliz». Esa felicidad que tenía en el campo la multiplicaba cuando llegaba a su casa. No había oferta deportiva suficiente para que el delantero centro se fuese de la ciudad. Todavía seguía quedando a menudo con compañeros del Hai que Roelo como Cholo o Martín Esperanza. Dos de los amigos que formaron ese mítico equipo que hace 53 años llegó a liderar la clasificación de Primera División. Ceresuela narraba en esa visita a Pasarón cómo fue aquel gol de Odriozola que los llevó a lo más alto de la tabla. Recuerdos y más recuerdos de un mito del Hai que Roelo, que ayer fallecía rodeado de su familia y en su ciudad.
Con su muerte, el Pontevedra pierde a una de sus leyendas. El funeral será este martes, día 23, a las 18.30 horas en la Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra.