El superávit municipal financiará la reforma urbana de Loureiro Crespo

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

También se quiere destinar fondos a proyectos de iluminación en el rural

14 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco más de una semana, la Diputación Permanente del Congreso dio luz verde a una serie de decretos-ley impulsados por el Gobierno de Pedro Sánchez. Entre las normas aprobadas ese día figura la prórroga del decreto que libera a las comunidades autónomas y a los concellos de la obligación de destinar todo el superávit a amortizar deuda, permitiendo que también se puedan sufragar con ese dinero «inversiones financieramente sostenibles». Es decir, proyectos de inversión que no acarreen un gasto a mayores una vez ejecutados.

El Concello de Pontevedra ya viene trabajando desde hace tiempo con tal posibilidad, y el concejal de Facenda, Raimundo González Carballo (BNG), ya tiene las cuentas hechas: pretende destinar cerca del 70 % del superávit consolidado del presupuesto municipal del 2018 a inversiones. Pero tiene un problema, ya que la decisión corresponde al pleno de la corporación, y ya no está prevista sesión alguna -al margen de la de trámite para sortear mesas electorales- antes de que remate el mandato. Por lo tanto, será la corporación que salga de las urnas el 26 de mayo la que decida el destino del superávit.

Será pues una de las primeras decisiones del nuevo gobierno. Y repita o no al frente de la concejalía, González Carballo dejará los deberes «hechos».

Su idea es destinar 4,2 millones del superávit a inversiones. Y ahí se contemplan dos tipos de proyectos. Por un lado, de reforma urbana. Por otro, de mejora de la eficiencia energética con renovación de alumbrado en el rural. Ambas cuestiones se enmarcan dentro de lo que el Ministerio de Hacienda acepta como inversiones financieramente sostenibles.

Según los planes de González Carballo, casi la mitad del superávit se destinaría al proyecto de reforma urbana de Loureiro Crespo y sus calles adyacentes. El proyecto técnico ya está rematado -de ahí que se pueda financiar con cargo al superávit- y únicamente resta por concretar las mejoras que se propondrán para optar al contrato, que presumiblemente incluirán la urbanización de calles del barrio de O Castañal.

En cualquier caso, el presupuesto de partida ronda los 2,5 millones de euros. Se pretende convertir a Loureiro Crespo en una avenida arbolada y en la que se aplicará el modelo que prima en el resto de la ciudad: humanizar la zona dando prioridad a los peatones con la construcción de aceras mucho más anchas que las actuales.

Iluminación

Además, el Concello tiene también rematados varios proyectos de mejora de la eficiencia energética en parroquias del rural. Tras concluir la sustitución de todas las luminarias por otras con tecnología led en A Canicouva, Ponte Sampaio y Bora, se pretende destinar parte del superávit del 2018 a iniciativas similares en las parroquias de Santo André y Santa María de Xeve, Verducido y, posiblemente, Campañó.

En estos casos, la sostenibilidad de la inversión viene dada por el ahorro en la factura eléctrica que supone la renovación del sistema público de iluminación en el rural. Aunque la inversión inicial sea importante -se estima ajustado que con 1,7 millones se puedan completar las cuatro parroquias-, el ahorro estimado en la factura, que puede rondar el 70 %, hace que esos costes se amorticen de manera bastante rápida.

Dos millones para amortizar préstamos con la idea de tender a la «débeda cero»

La segunda gran pata del destino del superávit municipal es la amortización de deuda. Aunque podría destinarse todo el dinero disponible (6,2 millones de euros) a inversiones, la idea del gobierno local es reservar una parte para amortizar deuda. Hay que subrayar que si se aplicara la doctrina impuesta por el gobierno de Rajoy en las épocas más duras de la crisis, con el superávit del 2018 el Concello de Pontevedra eliminaría de un plumazo más del 50 % de su deuda actual.

Esta se sitúa en doce millones de euros en el nivel más bajo desde 1991: doce millones de euros a 31 de diciembre del 2018. La intención de González Carballo es que la nueva corporación apruebe destinar dos millones a amortizar deuda. Para ello se elegirán aquellos préstamos en los que se pague un tipo de interés más elevado.

El concejal de Facenda subraya que la idea es «tender paulatinamente cara a débeda cero». En este sentido hay que destacar que en los últimos doce años la deuda municipal se ha visto recortada en casi trece millones de euros: era de 28,7 millones en el arranque del mandato del 2007, y la corporación que inicie su andadura en el 2019 se encontrará con 12 millones.

Preguntado por la aparente incoherencia de amortizar dos millones pero al mismo tiempo acudir a una nueva operación de préstamo este año por una cifra similar, González Carballo responde que de esa forma no se pierde capacidad inversora y se liquidan préstamos con alto tipo de interés para sustituirlos por otros más beneficiosos para los intereses municipales.