Una victoria que da esperanzas

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Los de Luismi supieron jugarle a un Guijuelo que acabó con diez y sin posibilidades

25 mar 2019 . Actualizado a las 12:22 h.

Pontevedra (2): Edu, Nacho López, Nacho Lorenzo (Pibe, min 75), Churre, David Castro, Kevin (Rivera, min 83), Álex González, Borja Domínguez, Javi Pazos, Pedro Vázquez (Álvaro Bustos, min 62), Romay. 

Guijuelo (1): Felipe, Raúl Ruiz, Razvan, Iván Pérez, Jesús Muñoz, Carlos Rubén, Cristóbal (Ayala, min 83), Julián Luque, Pablo Espina, Javier Borrego (Teije, min 71), Carmona.

Goles: 1-0, min 15: Jesús Muñoz. 1-1, min 60: Nacho López. 2-1, min 84: Rivera.

Árbitros: Patiño Álvarez, Alejandro; Nebreda López, Rubén; y Parra González, Víctor. Vieron la amarilla Borja, Nacho López y David Castro; Raúl Ruiz. Razvan acabó expulsado.

Incidencias: Partido disputado en el estadio municipal de Pasarón.

Prueba de nivel para el Pontevedra. El Guijuelo llegó este domingo a Pasarón con las ideas claras y unos números a envidiar: ocho partidos sin conocer la derrota. En otras palabras, ser un ejemplo de regularidad, al contrario de un Pontevedra que no ha acabado de encontrarse esta segunda vuelta, y que continúa su vuelo cargado de turbulencias, con la esperanza todavía de poder llegar a colarse entre los equipos de cabeza.

Con el sol ya tambaleante, el Pontevedra salió a intentar coger al toro por los cuernos. Y lo consiguió. Quizás no con un dominio obvio o efectivo, pero el Guijuelo no consiguió destacar excesivamente en los primeros minutos.

La situación fue mutando, y los visitantes avisaron en más de una ocasión de su potencial. Conducían bien la pelota, con clase, y lograban conectar de manera muy eficiente al borde del área granate. Quizás demasiado fácil.

Los de Luismi, eso sí, estaban combativos. Las ofensivas del Pontevedra adolecían en la finalización, pero poco a poco iban rodeando el área de Felipe, meta del Guijuelo, que daba indicaciones a los suyos sobre cómo tratar de evitar males mayores.

Llegó la primera ocasión del Pontevedra, en el minuto diez. Nacho Lorenzo conseguía poner un centro notable que recogía Álex González, zurdo, que se veía obligado a rematar con la derecha. El balón se iba por fuera.

La suerte le sonrió a los granates poco después. Romay conseguía poner un centro cargado de intenciones y Jesús Muñoz peinaba la bola, con tan mala fortuna que el esférico acaba por colarse en su propia portería. Lamenta la acción pero mal, o el bien para el Pontevedra, ya estaba hecho.

No se amedrentó el Guijuelo, que subió una marcha y empezó, como una marea, a batir contra la defensa local. Funcionaba su presión, prueba evidente los dos balones seguidores que perdió al tratar de sacar la bola más allá del centro del campo. La contundencia defensiva le pasó factura: dos amarillas en tres minutos. Una a Borja Domínguez, otra a Nacho López. No eran discutibles, aunque sí lo fueron las que podían haber visto y no lo hicieron, algunos de los futbolistas verdes.

Los de Ángel Sánchez sabían hacer daño. Sus saques de esquina se convirtieron en una especie de peligro constante para Edu, que veía como los remates corrían siempre a cuenta de los rivales. Poco acertado el Pontevedra en esa faceta defensiva, aunque el físico de los atacantes hablaba por sí solo.

El Pontevedra se vio desplazado a tirar de contras como medida estándar para el ataque. Lo intentó Kevin de lejos con centro chut y asustó al cancerbero visitante. Los granates querían ir al descanso.

De las tablas a la victoria

La segunda mitad se antojaba al inicio como un reflejo de la primera. El Pontevedra trataba de dominar y marcar a toda costa, y el Guijuelo hacía lo propio. Ambas escuadras competían de manera similar, buscando más el error rival que el acierto propio. Difícil para granates y verdes.

Kevin consiguió levantar a la grada tras una internada en el área que consiguió llevarse hasta a tres jugadores. No pudo retener el esférico hasta rematar, pero demostró fuerza y velocidad.

El Guijuelo no se durmió. Perdonó Carmena un centro de Espina muy medido. Momentos de tensión en el campo, muchos provocados por las decisiones arbitrales, que la grada se cansó de recriminar.

Y así, la escuadra visitante logró que las tablas volvieran a lucir en el luminoso. Un fallo de Nacho Lorenzo propició que Raúl Ruiz centrara raso y a placer al área granate. Nacho López, que trataba de cortarlo, acabó por llevar el balón al interior de la red. Dos tantos y los dos en propia meta.

Reiniciado el duelo, los dos clubes se empezaron a repartir la posesión. Ninguno dominaba, y, aunque el Guijuelo había conseguido empatar, simuló un bajón de intensidad. Quizás por cansancio, quizás por querer reservarse algunas fuerzas, pero dejaron de apretar al mismo nivel que sí hicieran el resto de minutos.

Estando el partido dividido, llegaron los cambios. Sorpresivos en cierta medida, con un joven Rivera que entraba por Kevin, uno de los mejores del partido. Pero el duelo tuvo su nombre. Tras un córner sacado en corto, Borja Domínguez supo recortar hacia el centro del área y sacar un buen centro que Rivera remató con todo. Era el primer bol que tocaba en el partido y fue el que cambió todo.

Un rato antes, la doble amarilla de Razvan había dejado con diez al Guijuelo, que comenzó a sufrir más de la cuenta y acabó por hundirse tras el tanto granate. Jugó a la desesperada pero ni el tiempo ni las fuerzas le sobraban.

El encuentro se cargó de emoción y el Pontevedra amarró el resultado. Defendió bien, con una carrera providencial de Castro en el límite del reloj. Los tres puntos se quedaban en casa ante un rival más que directo.