Condenado por participar en el saqueo de una fragata que intervino en Perejil

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

ARMADA ESPAÑOLA

Un marinero pontevedrés de la Armada, entre los ladrones del buque Navarra

14 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Participó en el embargo a la antigua Yugoslavia, intervino en la crisis del islote de Perejil, combatió a los piratas frente a la costa de Somalia y durante tres años, entre el 2009 y 2012, fue objeto de sucesivos robos de material de bronce (válvulas y acoplamientos), cobre (tubos y cables), latón (vainas) e hierro dulce. Ahora el Supremo acaba de condenar a doce marineros de la fragata Navarra, entre los que se encuentra un vecino de Pontevedra, a penas que se mueven entre los nueve y los treinta meses por un delito continuado contra el patrimonio militar.

En el caso del pontevedrés, se considera acreditado que, en junio del 2011, vendió 201 kilos de latón y otros 15 quince de hierro dulce percibiendo 606,9 euros; mientras que apenas un mes más tarde recibió más de 1.100 euros por un partida de 252 kilos de latón y 75 de bronce. De igual modo, a finales de julio volvió a vender 96 kilos de latón, 97 de bronce y diecisiete de acero por los que recibió 746,74 euros.

Esto explica que, además de nueve meses de cárcel, que conlleva la suspensión militar de empleo y suspensión de cargo público por este período de tiempo, se le imponga el abono a la Hacienda Militar, en concepto de responsabilidad civil, de 2.454,34 euros.

En la sentencia se refiere a que los saqueadores se hicieron con once toneladas y media de plomo procedente del lastre sólido de la fragata. De hecho, se precisa que los lingotes de este metal estaban ubicados «en cajones cerrados por una plancha de acero y asegurada mediante tornillos, habiendo forzado algunos de estos para poder proceder a la extracción del plomo que había en su interior», lo que obligó a la Armada Española ha invertir más de 9.500 euros en la adquisición de nuevo plomo para sustituir al robado.

En todo caso, se deja claro que, «como consecuencia de estos hechos, se ha producido no solo el daño patrimonial relatado sino que también se ha visto afectada la seguridad de la navegación de la fragata Navarra».

En cuanto al destino del metal sustraído por los condenados, la sentencia hace alusión a que era vendido en chatarrería de Cádiz, Sanlúcar de Barrameda o Jerez.