Existen profesores cuya sensibilidad deja un recuerdo imborrable. Y Carmiña Ameijeiras dejó ese poso de bondad y empatía en las numerosas generaciones de pontevedreses que pasaron por sus aulas, bien en la llamada preparatoria, en el edificio del Valle-Inclán o luego en el Príncipe Felipe. Por eso estos días, ante su fallecimiento, fueron muchos los antiguos alumnos que le dedicaron palabras de cariño en las redes sociales a la que fuera su maestra.
A Carmiña Amejeiras la recuerdan sus alumnos pese a que hacía décadas que se había jubilado. No en vano, falleció a los 92 años de edad. Estaba casada con Manuel López Miguel, con quien era habitual verla paseando por el centro de Pontevedra. Los años no le habían borrado ni la sonrisa ni la dulzura. Carmiña fue enterrada en Xeve el domingo. Y ayer, lunes, se celebró un funeral en la iglesias de San Bartolomé para despedirla.