El 35 % de los pontevedreses reconocen dificultades para llegar a fin de mes

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Los datos oficiales indican que el riesgo de pobreza sigue subiendo en Pontevedra

17 ene 2019 . Actualizado a las 08:00 h.

No se trata de una estadística basada en datos económicos. Es una encuesta en los hogares publicada por el Instituto Galego de Estatística (IGE) en la que los propios entrevistados cuentan, según su percepción personal, cómo es su nivel de ingresos y si tienen problemas económicos. Según este estudio, pese a la mejora de los datos económicos a nivel general, alrededor de un 35 % de los vecinos del área pontevedresa reconocen que tienen dificultades para llegar a final de mes. Un 9,7 % asegura que tiene muchas dificultades aún para lograr sobrevivir económicamente.

¿Esos datos son preocupantes? Lógicamente, mientras haya una sola persona en esa situación lo son lo son. Pero, a tenor de los datos hechos públicos por el IGE hace unos días, el porcentaje de personas que señalan que tienen dificultades para llegar a final de mes se ha reducido ligeramente en los últimos tiempos. Y la situación también es ahora un poco mejor que en el 2007, cuando la burbuja inmobiliaria saltó por los aires y casi la mitad de los vecinos aseguraban estar pasando por apuros económicos.

Más allá de estos datos subjetivos, basados en la percepción personal de cada familia, hay otros en los que se toman referencia las cifras económicas, por ejemplo, el nivel de ingresos, la renta, etcétera. En este caso, el índice de pobreza, según los datos oficiales publicados por el IGE, se sitúa ahora mismo en el área de Pontevedra en un 21,05%. Paradójicamente, esta cifra sí empeoró con respecto al año anterior y también es más drástica que hace una década, cuando el riesgo de pobreza alcanzaba al 18,23 % de la ciudadanía.

«Vemos a moita xente con baixos ingresos resignada, desmoralizada», dicen en Boa Vida

Pepa Vázquez, trabajadora social de la asociación Boa Vida, no bucea en números. No entra a debatir sobre si hay ahora más o menos personas con necesidades económicas que en los últimos años. Habla de cómo ve ella a los ciudadanos que se acercan hasta el colectivo porque lo están pasando mal -desde el 2015 hasta el final del 2018 atendieron a un total de 447, de ellas un total de 102 acudieron en el último ejercicio- y no es optimista: «Vexo a moita xente con baixos ingresos resignada, desmoralizada. Están sobrevivindo con 400 euros e non teñen perspectivas de que a cousa vaia mellorar. A sensación é desmoralizante», indica Pepa Vázquez.

Entre los motivos que generan resignación entre las personas que llegan con dificultad a final de mes está el hecho, por ejemplo, de que cada vez les cueste más encontrar un lugar donde vivir a precios asequibles. «O aluguer está alto e os requisitos que se piden son moitos. Cando unha persoa non logra atopar onde vivir entra xa nun círculo moi complicado», dice Pepa Vázquez.

Desde Boa Vida huyen del término ayudar y señalan que acompañan a las personas que se acercan al colectivo para que se sientan mejor. Desde la entidad intentan, por ejemplo, cambiar el concepto en cuanto a la donación de ropa. Señalan que casi todos los roperos solidarios tienen más prendas de las que necesitan las personas en riesgo de exclusión. Así que lo que hicieron fue abrir una tienda de segunda mano donde venden las prendas procedentes de esas donaciones. Con lo que van sacando pagan los sueldos de los vendedores, que son personas con bajos ingresos. Este año quieren hacer también un curso de capacitación forestal a ver si luego pueden generar empleos en ese sector.