El peso poblacional del rural pontevedrés se diluye frente al auge del casco urbano

Pontevedra sigue siendo casi una excepción entre las ciudades gallegas, pues sigue ganando población año a año, una situación que se viene manteniendo desde hace más de dos décadas con las únicas salvedades del 2013 y 2015, cuando el padrón municipal registró ligerísimas caídas de apenas unas decenas de habitantes.

El año 2018 no fue una excepción en la línea ascendente. La última actualización del padrón municipal, que está fechada a finales de diciembre, certificaba que por primera vez se supera la cifra de los 84.000 pontevedreses. Concretamente, 84.074. La cifra no es oficial, ya que es el Instituto Nacional de Estadística (INE) el que tiene que certificarla, y el último dato difundido por el organismo estatal cifraba en 82.802 los habitantes de Pontevedra a 1 de enero de 2018. Curiosamente, el INE solo registró descenso de número de residentes en una ocasión en los últimos 20 años, en el 2015.

Poco más de veinte mil

Sea cual sea la cifra definitiva una vez que Concello e INE cotejen sus datos, lo que sí refleja el padrón municipal es que las parroquias del rural siguen registrando una sangría permanente, casi un goteo, que ha hecho caer las cifras de población hasta situarse en poco más de veinte mil habitantes (20.028).

Analizando los datos de la última década, se puede apreciar que en el 2008 eran 21.139 los pontevedreses que vivían en el rural. El paulatino descenso de población en las parroquias se contrapone con el hecho de que el centro urbano sigue una tendencia radicalmente puesta: si el rural ha perdido exactamente 1.111 habitantes en el últimos diez años, la ciudad ha incrementado su población en 3.836 vecinos en el mismo período de tiempo. Es decir, que por cada habitante que perdió el rural en la última década, el centro ganó tres.

Con todo, paralelamente al dato positivo de aumento poblacional en el conjunto del municipio, el padrón municipal refleja otro más preocupante: el 2018 fue el tercer año consecutivo en que Pontevedra registró un crecimiento vegetativo negativo, es decir, que hubo más defunciones que nacimientos (en el 2018, 621 y 602, respectivamente), a lo que hay que sumar que los dos años anteriores, 2014 y 2015, el crecimiento vegetativo fue prácticamente cero. De estos datos cabe concluir que si Pontevedra crece en número de habitantes es por la capacidad de la ciudad para atraer a nuevos vecinos.

Extranjeros, al alza

En este sentido, cabe destacar el creciente peso de la población extranjera en el municipio. Si en 1996 apenas representaban el 0,85 % del total de inscritos en el padrón municipal, actualmente los foráneos ya son el 4,51 % (3.791 de 84.074). Se trata de la cifra más alta registrada desde el 2011, cuando en Pontevedra residían 3.809 extranjeros, lo que suponía el 4,57 % del total del padrón.

Portugal, Brasil y Marruecos son los países que más miembros aportan al padrón pontevedrés, los tres por encima de los cuatrocientos inscritos. Les siguen Colombia, Venezuela y Rumanía por encima de los doscientos, e Italia, China, Senegal y Argentina, con más de cien cada uno.

Dos de cada diez vecinos tienen más de 65 años

Hace apenas ocho años, en el 2010, Pontevedra registró la cifra más alta de vecinos de entre 0 y 4 años: 4.202. Apenas ocho años después, el registro ha caído hasta los 3.379, el más bajo desde el año 2002. Y eso a pesar de que en el 2018 se registraron 602 nacimientos, ocho más que el año anterior. Frente a estos datos, el análisis de la población que supera los 65 años mantiene una tendencia al alza. Hace una década eran 13.371, y el último ejercicio se cerró con la cifra más alta de la historia: 16.971. Es decir, que el 20 % de la población pontevedresa supera los 65 años. Es consecuencia de la mejora de las condiciones de vida: hoy hay 37 centenarios, y en el 2008 eran 18.

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