Carlos Álvarez: «Trato de hacerlo lo mejor que sé, me han ido saliendo bien las cosas»

C. Pereiro

PONTEVEDRA CIUDAD

CEDIDA

El pontevedrés se encuentran estos días compitiendo en Valladolid con la selección gallega

06 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cadete del cisne, Carlos Álvarez es sin duda uno de esos nombres al que la definición «futuro» le acompaña. Concentrado actualmente con la selección gallega de balonmano en Valladolid, ayer lograba el pase a semifinales del campeonato de España junto al resto de compañeros. Hace apenas un mes, también fue convocado por la Selección Española Promesas, a las órdenes de Francisco Martí, con la que afrontó a finales de diciembre su última cita del año en el Torneo Internacional Ciudad de Avilés. Extremo veloz y efectivo, Carlos saca tiempo de donde puede para ir combinando su vida deportiva y personal, aunque se ve que ambas caminan de la mano.

-Quizás no sea una respuesta sencilla pero... ¿Qué siente uno cuando sabe que cuentan con él más allá de su equipo habitual, el Cisne, sea el combinado gallego o el nacional?

-No sé... Se podría decir que todo es alegría. Sabes que vas a hacer lo que te gusta, que no es otra cosa que jugar al balonmano. Y además representando a tu comunidad o a tu país.

-No hay que olvidar que usted, además, es muy joven. Sabe que tiene todo por delante para disfrutar y continuar aprendiendo.

-Pues sí. Yo tengo todavía quince años.

-¿Y hace un par de años se veía luciendo la camiseta de una selección? ¿Lo veía posible de alguna forma?

-Por la nacional la verdad que no lo esperaba.

-¿Cómo se entera? Lo llaman a uno por teléfono, por mensaje...

-[Ríe] Te mandan un correo, aunque de primeras vas a unos entrenamientos y tal. Luego sí, ya me llamaron para jugar en Avilés y todo fue genial.

-¿Y cómo entrena? Es decir, ¿se lo toma tan o más en serio que unos entrenamientos con su equipo habitual? ¿Nota algún tipo de presión más fuerte de la habitual por tratar de hacerlo bien?

-Una vez que estás ahí quieres dar lo mejor que tienes. Tratas de demostrar que vales para eso, al fin y al cabo para eso están todos los entrenadores y los observadores. Es normal que estemos nerviosos al principio, pero a medida que va pasando la semana ya te vas acostumbrando y acabas por jugar mejor. También ayuda entenderte mejor con los compañeros sobre la pista.

-Imagino que también debe ser un sitio idóneo para trazar nuevas amistades. ¿Ha hecho alguna?

-Sí, sí, claro. Por ejemplo, conocí buenos compañeros de León, de Cataluña... Pero bueno, con casi todos he hecho muy buenas amigas.

-Entiendo que hay cierto buen rollo colectivo. Saber que todos han sido seleccionados como los mejores en sus puestos. Siempre anima a hacer algo grande.

-Sí, exacto. Todos pensamos en hacerlo lo mejor posible.

-En su caso, además, los números le avalan. No ha parado de meter goles. ¿Cómo lo vive uno personalmente cuando sabe que las cosas le salen bien?

-Yo es que simplemente trato de hacerlo lo mejor que sé. He tenido la suerte de que me han ido saliendo las cosas en esos momentos.

-Sí, pero los goles siempre es algo especialmente la atención. En todos los deportes con un marcador similar, el que marca destaca.

-Puede ser, sí. También es que con la selección nacional tiro los penaltis, entonces los números suben bastante [ríe]. Ayer, por ejemplo.

-¿En el Cisne también se encarga usted?

-En cadetes sí, en juveniles a veces. Con la selección gallega también confían en mí para ello.

-Tengo entendido que usted lleva desde que era un crío con el balón en la mano. ¿Recuerda cuándo empezó a jugar en equipo?

-De pequeño... Cinco años o así tendría. Es algo familiar, a fin de cuentas. Todos mis tíos y mis abuelos han jugado al balonmano, entonces había que seguir la tradición.

-Pero creo que lo hacían en el otro equipo lerezano, el Teucro.

-[Ríe] Sí, bueno, pasaron por muchos equipos. Mi abuelo fue capitán del Teucro, mientras que mis tíos llegaron a competir con la selección española.

-¿Cómo se llamaba su abuelo?

-Vicente Domínguez.

-Al final todo queda en familia entonces. Mantiene la tradición y lo hace de manera ejemplar. ¿Y los estudios, qué tal? Siempre es un esfuerzo extra estar en la élite y además sacar adelante el instituto.

-Sí... Bueno, es que yo, además, también juego al tenis.

-Vaya, le pega un poco, bastante, a todo, entonces.

-En la práctica entreno a algo todos los días de la semana, aunque tengo la suerte de no tener clases por las tardes, por lo que también tengo tiempo para estudiar.

-¿Y en el tenis también destaca tanto?

-No le doy mal. Al balonmano entreno cuatro días a la semana, al tenis dos.

-¿Es posible que lo llamen un día de estos de la selección nacional de tenis?

-No, no. No tanto.

-Entiendo que si tuviera que elegir se quedaría con el balonmano, ¿no?

-Sí, a día de hoy, sí.

-¿Se complementan? Le da cada deporte una visión distinta de cómo afrontar las cosas?

-Puede ser. El balonmano te da un punto de vista colectivo y el tenis es una disciplina más individual. Adquieres dos tipos de forma de ver las cosas, de competir tanto como equipo como individualmente. Creo que es algo positivo.

-¿Y sobre la semifinal de hoy? ¿Se ve fuerte? ¿Ve al conjunto gallego con posibilidades de continuar escalando en la eliminatoria?

-Bueno, nos tocó Valencia que son los campeones de hace dos años. Ayer ganaron a Cataluña y es un equipo con muchísimo nivel.

-Ayer obraron la remontada.

-Supimos defendernos de sus jugadores fuertes y aprovechamos las oportunidades. Lo hicimos muy bien.

«Todos mis tíos y abuelos han jugado a este deporte, entonces había que seguir la tradición»

«Cuanto te convocan todo es alegría, haces lo que te gusta: jugar al balonmano»