Reyes mágicos y aclamadísismos

La Voz PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La comitiva con los magos de Oriente recorrió la ciudad antes de una noche de regalos

07 ene 2019 . Actualizado a las 10:54 h.

Camellos, caballos, el Rey León, un carbonero con una carretilla llena de carbón por si había que dejar alguna palada en algún dormitorio a lo largo de la noche y muchos, muchos caramelos. Así se vivió en las calles de Pontevedra la cabalgata de los magos de Oriente. Pero sobre todo hubo toneladas de ilusión, que mucho niños transportaron en sus cartas dirigidas a los Reyes Magos para entregarlas, a poder ser, en persona, para cercionarse de que recibían las peticiones cursadas. Y es que este sábado, los sabios de Oriente tuvieron una actividad frenética en Pontevedra. Nada más llegar, por la mañana, estuvieron en el pazo de Mugartegui para su recepción oficial de cada año a los niñas y niños de la ciudad. Allí fueron muchos los que se acercaron para dejar sus deseos. «Fochedes bos?», preguntaron Melchor, Gaspar y Baltasar.

Otros niños prefirieron acercarse a alguno de los puntos que recorren tradicionalmente cada mañana del 5 de enero los Reyes Magos en Pontevedra, entre ellos diversos medios de comunicación, entre los que se encuentra La Voz de Galicia. En su delegación en la ciudad, Melchor, Gaspar y Baltasar atendieron a un buen número de pequeños, con quienes conversaron para conocer de primera mano cuáles eran sus anhelos para una noche tan mágica.

Ya por la tarde, la cabalgata estuvo muy concurrida. Miles de pontevedreses se agolparon a lo largo del recorrido para ver pasar la comitiva, en un trazado que tardaron más o menos una hora en cubrir. A los camellos y caballos que transportaban a los reyes se sumó, cómo no, su comitiva de pajes habitual, el equipo que ayuda a Melchor, Gaspar y Baltasar a repartir los presentes a lo largo de una larga noche de trabajo para ellos. En el séquito participaron también unas coloridas carrozas, con zancudos, música y todo tipo de motivos festivos.

Emocionados, los más pequeños no pudieron ocultar su ilusión, con algún que otro ataque de nervios de última hora. También hubo algún que otro percance con los caramelos. Fueron tantos y de buen tamaño que alguno causó algún susto a algún pequeño al impactarle tras el lanzamiento. Nada que no mitigue la ilusión de irse a dormir sabiendo que hoy, Melchor, Gaspar y Baltasar habrán hecho su trabajo y dejado los presentes en casa. Y para alguno, también carbón del que transportaba ayer el carbonero en su carretilla.