«Apoyo el trabajo de Luis Montes en el Teucro, está capacitado y preparado»

Nieves D. Amil
nieves D. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

OSCAR VíFER

Aprovecha la Navidad para disfrutar de los suyos antes de volver a Arabia Saudí, donde espera ganar la liga

30 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Quique Domínguez está de vuelta para pasar la Navidad con los suyos. En su descanso hizo un paréntesis para entrenar a la selección gallega en el partido del pasado viernes ante el Cisne y para contar cómo se ve la vida desde Oriente Medio. Entrena al Mudhar de Arabia Saudí con el objetivo de ganar la liga nacional, pero ya le han empezado a salir ofertas europeas. Desde la pequeña localidad de Qatif espera que el Teucro enderece su situación. Luis Montes cuenta con su apoyo.

-¿Cómo se sintió el viernes entrenando a viejos amigos?

-Fue un placer volver a entrenar a muchos jugadores que estuvieron años conmigo. Fue un reencuentro muy bonito, me encanta cuando vengo de tan lejos y me puedo juntar con amigos para hacer algo que nos gusta tanto como es jugar al balonmano.

-De vuelta a casa después de varios meses en Arabia, ¿a qué está dedicando estos días?

-Después de cinco meses en Arabia Saudí, lejos de mi familia y a tantos kilómetros, tenía muchas ganas de que llegasen estas vacaciones. Estoy disfrutándolas muchísimo, estoy todo el tiempo que puedo con los míos. Están siendo días muy bonitos que pasan muy rápido, el 5 me vuelvo a marchar hasta finales de mayo, otros cuatro meses en Arabia. Me he adaptado bien, iba muy mentalizado de que iba a ser un cambio muy grande para mi y para mi familia.

-Se ha integrado bien, pero ¿qué es lo que más le ha costado?

-Sin duda, la distancia física y geográfica con la familia es lo más duro. Es demasiado tiempo lejos y nunca había estado separado de mi familia por un período tan largo. Hay momentos que se hacen difíciles cuando estas lejos de tu mujer, de tus hijos, de mis padres o de mis hermanos, te apetece estar con ellos. Aunque el contacto es diario, te falta el tocarlos y vivir con ellos.

-¿Qué supone entrenar a un equipo de este nivel?

-Es un gran reto, vienen de ser campeones de liga y de la Supercopa y este año quieren repetir, son muy ambiciosos, además en marzo participamos en la Copa de Asia, en Kuwait. Son una sociedad y un club al que solo le vale ganar, hemos vencido nueve de diez partidos, allí les gusta que su equipo esté al frente de la clasificación.

-La distancia es grande, pero ¿qué le parece el trabajo del Teucro?

-Sigo la trayectoria del equipo, estoy al tanto de los resultados y estoy en contacto con Luis Montes y con algunos jugadores. Sé que es una temporada difícil, el Teucro maneja un presupuesto bajo, hubo cambios en la plantilla, estos años toca estar en la lucha por la permanencia. Desde la distancia apoyo el trabajo de Luis Montes. Está preparado y capacitado, al igual que respaldo a los jugadores. Espero que en la segunda vuelta les vaya bien, tienen mi ánimo y mi apoyo, al final todo acabará saliendo.

-¿Ha tenido ofertas de otros clubes españoles o europeos?

-Sí que ha habido equipos que se han interesado, no sé si porque llama la atención que haya un pontevedrés entrenando en un país tan exótico balonmanísticamente hablando. Tengo contrato allí por una temporada y por lo tanto, en esta parte del año será el momento de pensar en el próximo curso y valoraré esos primeros contactos. No he tenido ofertas concretas, pero sí algún club y presidente que me ha preguntado mi situación.

-¿Qué le ha enseñado vivir en Oriente Medio?

-Que hay formas distintas de entender el mundo. Por mucho que te informes, hasta que llegas allí no eres consciente de las diferencias. No me acostumbro a ese rol tan secundario que tiene la mujer, especialmente en el área en la que vivo. No te acostumbras a verlas de negro y que se aparten cuando pasas o que no puedan entrar en los locales. Allí te das cuenta que el camino que tienen que recorrer está todavía por hacer. Tampoco me acostumbro a que los hindúes, que hacen los trabajos más sacrificados, reciban un trato discriminatorio. Eso no pasa con los occidentales, como yo, que siempre recibo muestras de simpatía.