Ravachol se reforzará para repeler a los vándalos

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

La estatua más fotografiada está siendo reparada tras el ataque sufrido y tendrá una mayor sujeción

28 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A Ravachol, a la escultura del archifamoso loro ubicada en A Peregrina, se la jugaron cuatro gamberros a principios de diciembre. Lo arrancaron del sitio de madrugada y lo dejaron cerca del santuario. No fue una menudencia. Además de obligar al Concello a invertir dinero de todos en reparar la pieza y a la Policía Local a investigar los hechos -no se dio a conocer todavía si se identificó o no a los autores-, privaron a decenas de personas de sacarse fotografías con el pájaro. Porque, sin lugar a dudas, la estampa con Ravachol detrás es una de las favoritas de los turistas.

Al loro lo echan en falta los visitantes, los vecinos de Pontevedra y, sobre todo, los niños. «¿Pero dónde está el loro?», gritaba alarmada Lola, una vilagarciana de seis años, anteayer, al comprobar que tras visitar a las palomas de A Ferrería ya no podía cumplir su otro deseo pontevedrés; el de ver a Ravachol. «Echamos de menos al lorito», coreaban Ánxela y Sabela, dos hermanas de siete y diez años, ayer, ante el pedestal de Ravachol vacío y rodeado de vallas. El Concello tiene respuesta para esas niñas y para todos aquellos que se pregunten qué va a pasar con la escultura. Aparentemente, no sufrió demasiados años cuando los gamberros la sacaron del sitio. Afortunadamente, no se ensañaron con ella. Pero, aprovechando el ataque, se va a reforzar su estructura. La idea, según indicaban ayer fuentes del gobierno local, es que cuente con mayor sujeción para, en la medida de lo posible, repeler a los vándalos.

Lo que se va a hacer con la escultura de Ravachol ya se realizó también con el grupo escultórico de la glorieta de Compostela. Ahí, para evitar que los niños de la fuente se rompiesen también se les puso una mayor sujeción que no es visible por fuera.

¿Cómo están las otras esculturas de la ciudad? Hay que decir que la situación ha mejorado notablemente con respecto a hace unos meses. En junio, la imagen que presentaba la estatua de Valle-Inclán en la plaza de Méndez Núñez era lamentable. Un coche había arremetido contra él y el universal escritor perdió su mano derecha y su bastón, pasto de vandalismo en numerosas ocasiones. Ayer, el genio disponía de su apoyo para caminar y volvía a tener su mano en su sitio. «Ahí está Ramón María, mira qué bien está», señalaba una madrileña que pisaba por primera vez Pontevedra y que elogiaba la cantidad de esculturas que ya se había encontrado en un paseo por la ciudad. «Le dan mucha vida las esculturas a las ciudades», reflexionaba mientras se encaminaba a la Casa da Luz para informarse sobre todo lo que podía ver en Pontevedra.

¿Está herido el Fiel Contraste?

Otra de las esculturas que de cuando en vez sufre el azote de los gamberros es el Fiel Contraste. Ya tuvo distintas pintadas, ya le arrancaron las pesas, le pusieron alas en una intervención artística... En primavera lo tiñeron de amarillo. La escultura creada por Ramón Conde tenía rayas de ese color por distintas partes del cuerpo. Afortunadamente, fue limpiada. Pero ayer mismo volvía a lucir con un aspecto raro. Ahora alguien le ha puesto un vendaje en la cabeza. Sea una gamberrada sea una discutida intervención artística o reivindicativa lo cierto es que altera la imagen de la escultura.

Si se pregunta a los artistas, están hartos de ver cómo sus obras a pie de calle acaban despedazadas. Se quejaba con amargura de ello Cuqui Piñeiro, autora del grupo escultórico A moza das Galiñas, ubicada junto a la plaza de abastos. Con motivo de un reportaje sobre esta pieza, indicaba que como robaron o destrozaron las gallinas y se quedó solo la muchacha, la obra acabó perdiendo todo su sentido.