En 1997, en otro pleno de presupuestos, Miguel Gálvez, concejal de Pontevedra Unida -grupo que gobernaba en coalición con el PP de Juan Luis Pedrosa-, dejó una frase que marcó el resto de su trayectoria en la política local. Comparó el municipio con la «casa de todos» y justificó que se priorizaran inversiones en el casco urbano antes que en el rural argumentando que todas las casas tienen un salón, unos dormitorios y un trastero, lo que se interpretó como un desprecio hacia los habitantes de las parroquias.
Ayer, 21 años después y también en un debate de presupuestos, el portavoz del PP, Rafa Domínguez, emuló a Gálvez. Denunció que se dedica un mayor volumen inversor al centro urbano que a los barrios y a las parroquias, y lo hizo con una frase más bien desafortunada: «El BNG de Lores solo hace obras en la zona de los ricos y tiene abandonadas las zonas de los pobres». Una cuestionable carta de presentación para recorrer las parroquias pidiendo el voto...