«El modelo urbano de Pontevedra es una apuesta convincente y sólida»

Serxio Barral Álvarez
Serxio barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

El exregidor de Barcelona no tiene dudas: «Pontevedra es un ejemplo, y punto. No hay que darle más vueltas»

23 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde su cargo de director ejecutivo de ONU-Hábitat, Joan Clos (Barcelona, 1949) rediseñó el futuro de las ciudades y de la convivencia humana. Ayer estuvo en Pontevedra y pudo conocer la ciudad que premió dicho organismo en el año 2014.

-¿Le sorprendió lo que ha visto en su visita a Pontevedra?

-Bueno, ya conocía el valor de la intervención que se ha hecho en Pontevedra y ha estado al nivel de mis expectativas, que eran muy altas. Es un placer estar aquí y poder tocar y pisar la transformación de esta ciudad, que ya es conocida y reconocida en muchas partes del mundo. Lo importante de la intervención de Pontevedra es el tamaño y la convicción. Es una apuesta convincente y sólida, rotunda.

-¿Qué es lo que hace que este modelo haya cruzado fronteras?

-Pontevedra llevó el modelo hasta su implantación completa. En otras ciudades habíamos empezado peatonalizaciones años antes, pero siempre con esta sensación de quedarse en un cierto compromiso, un «intento de». Aquí la intervención es muy interesante. Pontevedra es un ejemplo, y punto. No hay que darle más vueltas. Un modelo reconocido, que ha emergido con el paso de los años fruto de una estrategia, de una visión y una capacidad de hacer.

-¿Es aplicable a otras ciudades?

-Ahora ya tenemos el caso en Nueva York del High Rise o de Times Square, que tienen una resonancia mundial y van siguiendo un poco este ejemplo: son intervenciones que buscan la aplicación integral del modelo de peatonalización. No tan solo hacer convivir de una forma pseudo artificial el coche y el ciudadano, sino que la calve es dar prioridad absoluta al ciudadano y que sea el coche el que se tenga que adaptar al ciudadano. En Pontevedra lleva aplicándose dos décadas.

-No sé si ve usted en Pontevedra esa ciudad «más incluyente, compacta y ordenada» que promueve la nueva Agenda Urbana de ONU-Hábitat.

-Sí . Nosotros defendemos modelos de densidad que estén alrededor de diez o quince mil habitantes por kilómetro cuadrado, porque son los que permiten esta clase de soluciones. Densidades más bajas, que lamentablemente son las que se están construyendo ahora en el mundo, no las permiten. Y cuesta mucho vender este modelo de densidad por encima de los diez mil o quince mil habitantes por kilómetro cuadro si no lo ves funcionando. Da la sensación de que todo el mercado residencial urbano está orientado hacia la baja densidad, siguiendo el modelo norteamericano de urbanización. Por lo tanto, demostrar que se puede tener calidad de vida con densidades de diez o quince mil habitantes por kilómetro cuadrado es muy importante.

-Usted alaba que el eje de la transformación de Pontevedra sea esa «reconquista», como decimos aquí, de espacios que antes eran patrimonio de los vehículos.

-A mí me complace mucho que el eje que domina la rehabilitación y transformación de esta ciudad sea el espacio público, y me gustaría que esto se fuese generalizando. El problema es que ahora en términos absolutos, el espacio público está disminuyendo, con lo cual el drama es bastante grande, es una situación bastante compleja que hay que revertir. Las necesidades, obligaciones y compromisos del cambio climático empujan en esta dirección. Ahora parece que todo el mundo está de acuerdo en que hay que hacer cosas, y hay que optar por fórmulas de consumo energético en las ciudades que sean sostenibles. En este sentido, es interesante contemplar el modelo que se ha desarrollado en Pontevedra para ver cómo se pueden hacer áreas donde se priorice absolutamente la movilidad a pie con esquemas inteligentes de hacer aparcamientos disuasorios u otras fórmulas que puedan convivir con la realidad metropolitana o regional.

«El nuevo reto de las ciudades es la inmigración»

Clos defiende que un modelo urbano más amable facilita también una transformación cívica».

«Recuerdo las primeras peatonalizaciones que hicimos en Barcelona -señala, refiriéndose a lo que se vive actualmente en Madrid- tuvieron rechazo tanto de los comerciantes como de los vecinos y luego al final era al revés, nos venían a pedir que peatonalizásemos su calle».

-Lo mismo sucedió aquí...

-Creo que estas dinámicas son importantes de tener en cuenta, de explicarlas. Hay que tranquilizar a la gente en el sentido de que no es el fin del mundo sino al contrario, una nueva evolución de la ciudad. De todas formas yo creo que hay una dimensión adicional a todo esto, que es la dimensión cultural y social.

-Explíqueme eso.

-Estas transformaciones elevan la percepción estética y, si me lo permites, ética de la convivencia urbana porque ponen en valor a la persona por delante de las máquinas. Hace que haya más gente en la calle, y eso implica más seguridad, más limpieza, más de todo, en general, positivo. Por lo tanto, la transformación de las ciudades es también una transformación cultural. En el fondo yo creo que lo más interesante es que es una transformación cívica.

-El ciclo que viene a inaugurar se llama «Urbtopías». ¿Cuál es el reto futuro de las ciudades?

-El nuevo reto a nivel mundial es la inmigración, que va a requerir nuevas formas de intervención porque deberemos incrementar nuestra capacidad de aceptar al que es diferente. Una cosa es aceptar una pequeña proporción de emigrantes o emigrantes que son muy parecidos en términos culturales o lingüísticos, pero el mundo se está orientando hacia una realidad de emigraciones mucho más radicales. Aquí la ciudad educadora tiene su pleno sentido. Una ciudad, además de piedras, coches y calles, es esencialmente de personas. La ciudad como forma esencial de vivir juntos, que ofrezca nuevos modelos de convivencia es un tesoro Es una función muy peculiar y muy relevante de la ciudad. Es la nueva utopía.